El Valencia desperdició su oportunidad

El Valencia dejó escapar su gran oportunidad de acercarse al título. Ante un Atlético abrumado por las bajas, jugó un mal primer tiempo y un pésimo segundo, y no hizo méritos para ganar. El Atlético, con poquísimo fútbol, mucha voluntad y bastante firmeza en su portero debutante, el uruguayo Belza, consiguió un punto que le sirve para secar las lágrimas. Para el domingo recupera a sus cuatro sancionados y el título vuelve a estar a su alcance.El Valencia podría haber sido el gran beneficiario de los sucesos del domingo, que dejaron al Atlético sin Quique, Robi y Marcos para este partido, por sanción federativa, a los que se unían Julio Alberto, que aún arrastraba un partido de suspensión de una semana atrás, y algunos lesionados. La alineación que presentaba el Atlético estaba cargada de nombres desconocidos para todo aquel que no sea un ferviente seguidor del club, y la debilidad que ello hacía presumir se confirmó sobre el campo. Pero el Valencia no supo aprovecharlo.

García Traid dejó solos en punta a Pedraza y Rubio, vigilados por Botubot y Carrete. Tendillo, líbero, jugaba con tranquilidad, porque en la media Castellanos podía con Dirceu y Cerveró con Julio Prieto, y sólo Mínguez conseguía apuntarse victorias parciales sobre Subirats, muy desafortunado toda la tarde. Ruiz, por su parte, jugaba muy encima de Solsona, sin ocuparse mucho de lo que había más adelante. En resumen, en ataque el Atlético era un equipo prácticamente inofensivo, y cuando rara vez se acercaba al ataque sólo lo hacía para permitir el lucimiento de Tendillo, que hizo una exhibición de juego rápido, práctico, elegante y desenvuelto. A partir de los diez minutos, cada intervención suya era premiada por un clamor del público.

En el otro medio campo, Solsona era el director del Valencia. Cogía el balón, lo pisaba, lo escondía y finalmente lo soltaba con intención hacia Felman o hacia Saura, muy activos ambos, o en ocasiones hacia Carrete, cuyas subidas por la banda animaban al equipo. Pero si es bueno abrir el juego por las bandas, y nadie lo duda, la portería está en el centro, y allí morían las jugadas, porque es allí donde el Atlético tenía lo más fuerte. En realidad, en el centro de la defensa ha tenido su mayor fortaleza durante toda la temporada, al menos en las salidas: la pareja Balbino y Arteche. Esta vez además estos dos hombres tenían como enemigo más directo a un Morena escondido y perezoso, que sólo se dejó ver una vez concluido el partido, cuando insultó insistentemente al árbitro.

El empuje insistente del Valencia dio lugar a un gol en el primer tiempo y a poco más. El partido era malo, el público se aburría y el Valencia también empezó a adormecerse mediada la segunda parte. Hubo entonces una corta fase en la que el Atlético, tenaz en buscar su oportunidad, se fue un poquito hacia arriba. Se registra una penetración de Direceu con centro atrás que coge apuradamente Sempere; luego, una buena colada de Pedraza, que acaba en córner, y finalmente, el gol de Rubio. Entonces se sobresalta el Valencia, se despierta y se decide a buscar otro gol con el que ganar. Pero pronto pierde a Botubot, expulsado, y además en esa fase final de centros a la olla y disparos desde cualquier sitio, única de cierto interés del partido, se confirma algo que ya se había podido entrever antes: que Belza es un buen portero, un hombre serio bajo los palos.

El apretón final del Valencia no sirvió para nada, y el Atlético escuchó el pitido final, que se demoró más de cuatro minutos, con saltos de alegría. Los rojiblancos han conseguido detener su caída. El domingo van al Bernabéu con al menos cuatro de los hombres que no jugaron en Valencia y saben que no se van a encontrar a Juanito en el equipo rival. Vuelven a tener esperanzas.