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El primer ministro belga presenta al rey Balduino la dimisión de su cuarto Gabinete

Soledad Gallego-Díaz

El democristiano Wilfried Martens presentó ayer al rey Balduino de Bélgica la dimisión de su cuarto Gabinete, creado hace cinco meses en coalición con los socialistas. Martens, que ha encabezado cuatro Gobiernos en menos de dos años, discutió durante dos días y dos noches con sus compañeros de Gabinete sin lograr que éstos aceptaran su plan de austeridad económica.

La dimisión no ha sido aceptada aún por el rey de los belgas por coincidir con la primera visita oficial de la reina de Holanda, Beatriz.El líder de los democristianos flamencos había preparado un programa de austeridad económica con dos puntos fundamentales: sostén del franco belga y control de la inflación a través de la modificación del índice de precios. En concreto, propuso eliminar de la lista de precios, sobre la que se calcula el índice, los productos petrolíferos, el alcohol y el tabaco.

Con esta medida, Martens pretendía ajustarse a las conclusiones de la cumbre de Maastricht, en la que los jefes de Gobierno de los diez propusieron «flexibilizar» los sistemas de fijación de dichos índices como uno de los elementos de la lucha europea contra la inflación.

El primer ministro pretendía también bloquear los salarios y adoptar una serie de medidas para proteger el franco belga, que se mantiene al borde de la devaluación desde hace casi cuatro semanas. Martens aceptó que la banca nacional subiera un punto La tasa de interés. Una vez conocida su dimisión, los responsables de la misma la han elevado hasta un 16% (estaba en un 13%).

Tampoco parecen haber dado resultado las medidas de austeridad presupuestaria impuestas por el cuarto Gabinete de Wilfried Martens. El primer ministro negó a los distintos departamentos créditos adicionales por valor de más de 2.000 millones de dólares.

En un último intento, el político democristiano convocó en la madrugada de ayer, martes, a todos los líderes de los partidos políticos con representación parlamentaria. La negativa tajante de los socialistas -que apoyan a los sindicatos- a aceptar una modificación del sistema de fijación del índice de precios, que tiene una repercusión inmediata sobre el poder adquisitivo de los trabajadores, desencadenó la crisis.

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Se abre ahora una larga etapa de consultas políticas entre los distintos partidos para intentar lograr una coalición capaz de poner en práctica un programa económico común. Prácticamente ningún grupo importante desea la convocatoria de elecciones generales anticipadas, por lo que se estima que Martens será encargado nuevamente de formar Gobierno.

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