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Proyecto socialista para descentralizar a las tres provincias vascas de Francia

El Partido Socialista francés (PS), por primera vez en la historia del país, ha depositado una proposición de ley en la Asamblea Nacional tendente a crear un departamento denominado País Vasco. No se trata de un departamento común, sino que se inscribe en la política de descentralización que preconiza el PS.

En vísperas de las elecciones presidenciales, este gesto, como el proyecto de una «autonomía de gestión» para Córcega, supone un compromiso formal de los socialistas con esas regiones, en caso de que consiguieran el poder.El País Vasco francés, integrado por tres provincias, pertenece actualmente al departamento de los Pirineos Atlánticos, cuya capital es Pau, en donde reside el prefecto, autoridad máxima en tanto que representante del Gobierno central parisiense. El departamento que desea ofrecerle el PS a los vascos franceses no es de la misma naturaleza: los poderes administrativos, económicos y culturales que contempla el proyecto de ley (inferiores a los que otorga la autonomía al País Vasco español) serán asumidos por un Consejo General, que sería la asamblea deliberante del departamento. Ese consejo sería asociado también a la preparación de los planes nacionales y regionales a largo plazo y a los programas regionales de acción económica, social y cultural.

Un comisario del Gobierno, nombrado por decreto en Consejo de Ministros, sería el delegado del Gobierno ante los órganos del departamento creado.

La idea del departamento vasco es vieja. Hace veinte años que la lanzó el movimiento nacionalista Embata. Más recientemente se creó una asociación de responsables electos de esta región para promocionar la idea. El PS ha tomado conciencia de la especificidad vasca y, por primera vez en la historia de la República Francesa, propone un texto legislativo que reconoce ese «derecho a la diferencia».

Consultado telefónicamente por EL PAÍS el líder de los nacionalistas vascos, Jacques Abeberry, desde Bayona, valoró el proyecto de ley como «una evolución de los socialistas, que satisface nuestras aspiraciones en este aspecto. Ahora bien, sería necesario que ganase Mitterrand las elecciones para que se convirtiera en realidad. En caso contrario no superará el centralismo de los partidos mayoritarios».

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