Crisis interna
La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) surgió porque era necesario. Ahora corre el riesgo de morir, porque muchos de sus afiliados comienzan a no considerarla imprescindible. Se ha abierto una grave crisis en el seno de esta entidad cuyas consecuencias pueden ser nefastas.La AFE no supo administrarse adecuadamente. Su déficit es tan notable que no desentona en absoluto de la desafortunada gestión de los clubes de fútbol. Difícil lo tienen los dirigentes de los futbolistas para hablar de sensatez en la administración.
Pero lo realmente grave es que muchos profesionales han decidido, por indiferencia, acabar con una entidad creada para defenderles. No pagar las cuotas es una fórmula como otra cualquiera de ponerle la proa al tema. En el abandono de la AFE hay, además, egoísmos difícilmente calificables. Algún jugador que dentro de unos meses, gracias a la entidad, se forrará de millones, no le presta ninguna atención. Quienes podrían respaldar con su nombre el futuro, tampoco parecen dispuestos a hacerlo, salvo los casos honrosos de unos pocos.
La AFE tiene internamente diferencias de criterio notables. Las disensiones entre algunos de sus hombres clave son evidentes y están en la calle. Si los futbolistas abandonan a la AFE se abandonarán a sí mismos. Aunque todos los objetivos no han sido cubiertos, los logros han sido importantes. Si no hay un giro radical en la marcha de la Asociación, su muerte será por inanición.
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