Por los servicios prestados
Bien puede calificarse de auténtico escándalo nacional -¡no empezamos mal el año 1981! - lo ocurrido en RTVE con motive del cese del anterior director general y su fulminante nombramiento para detentar la embajada de España en Londres. Será muy difícil encontrar en toda la historia de la Administración un caso como el del señor Arias Salgado, ni siquiera trascurrieron unos minutos entre su cese y el nombramiento para el nuevo cargo. Es, por otra parte, uno de los casos más insólitos de sujeto político al que se le ha dado la clásica patada hacia arriba catapultándole hacia uno ce los puestos más importantes de la política exterior española. Si el señor Arias Salgado ha sido uno de los directores generales de RTVE que ha acreditado mayor incompetencia, que ha cometido continuos errores e inspirado una de las peores etapas de la programacién de Televisión Española, ve premiada así su labor, a este paso no quedará en nuestro país ni un solo inepto sin colocación en el staff político. Ni en los peores tiempos del franquísmo se dio un caso tan descarado de nepotismo como el de los señores Arias Salgado. Toda la caótica situación de RTV E y su resolución -si es que la tiene- se vino aplazando, al parecer, durante meses, sólo y exclusivamente a la espera de que al director general del, organismo le dieran, amparadísimo por su hermanito, el chupa chups que deseaba-. Y, por fin, los Reyes Magos le complacieron dejándole el carguito de embajador en el Reino Unido. Con el señor Arias Salgado en Londres, ¡ya podemos ir despidiéndo-nos definitivamente de Gibraltar! /
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