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La huelga de celo de los controladores mantiene prácticamente paralizado el tráfico aéreo

La huelga de celo que desde las cuatro de la madrugada de ayer protagonizan los controladores aéreos españoles ha colapsado el tráfico en los aeropuertos. nacionales, en los que ha sido necesario suspender gran parte de los vuelos programados. El conflicto tiene su origen en la falta de entendimiento de la Subsecretaría de Aviación Civil y el Cuerpo de Controladores, especialmente en lo relativo a las reivindicaciones salariales de este colectivo. Las negociaciones quedaron rotas el pasado día 26 y durante el día de ayer no se registró contacto oficial alguno entre representantes de ambas partes.

Según noticias facilitadas por la Subsecretaría, hasta las ocho de la tarde de ayer tan sólo habían despegado del aeropuerto internacional de Madrid-Barajas treinta aparatos (desde las 7.50 horas), mientras que 89 vuelos tuvieron que ser suspendidos. Desde las diez de la mañana quedó interrumpido el puente aéreo con Barcelona. A media tarde eran frecuentes los retrasos superiores a las cinco horas en los horarios previstos. La compañía Iberia calculaba en mil millones las pérdidas ocasionadas por la huelga, que calificó de salvaje.Las restricciones establecidas por los controladores para apoyar sus pretensiones consistían en dar salida a un aparato cada veinte minutos en los aeropuertos, y cada treinta en los puntos de entrada en el espacio aéreo español. Mucho menos severos se mostraron con la llegada de vuelos, especialmente con los procedentes del extranjero. Habitualmente, el tráfico del aeropuerto madrileño registra un movimiento (entrada o salida) cada cinco minutos, totalizando diariamente más de 250 movimientos.

Plazo incumplido

En un comunicado hecho público por el Comité Nacional de Controladores, este colectivo rechaza los calificativos de «inesperada, sorpresiva y salvaje de la situación», señalando que el pasado 23 de diciembre se presentó a la Administración la plataforma reivindicativa. La Administración, dice el comunicado, solicitó un plazo para dar su respuesta, que se ha cumplido precisamente el día 26 de enero.

Durante toda la jornada, las salas de los dos principales aeropuertos del país (Madrid y Barcelona) permanecieron prácticamente abarrotadas. Resultaba fácil contrastar el malhumor de los viajeros como consecuencia de la demora que originaba la ralentización del tráfico, pero al cierre de esta edición no se tenían noticias de que se hubiera producido ningún incidente. La protesta más generalizada del usuario se fundamentó en la falta de información que había existido sobre la huelga, de la que no se habían enterado hasta llegar al aeropuerto. Las cafeterías y restaurantes trabajaron a ritmo forzado para poder suministrar las comidas que las diferentes compañías aéreas ofrecieron a sus pasajeros durante la demora.

También resultaba fácil encontrar caras conocidas entre las «víctimas de estos desajustes horarios. El secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Felipe González, tuvo que esperar varias horas para volar a Estrasburgo, y el equipo del Real Madrid de baloncesto, que viajaba a Belgrado (para enfrentarse con el Bosna de Sarajevo), también se encontraba retenido desde la una de la tarde.

Unas difíciles negociaciones

Las negociaciones entre los controladores y la Subsecretaría de Aviación Civil se iniciaron formalmente el pasado 15 de enero.

En el terreno socioprofesional, las demandas sociales, según fuentes de la Subsecretaría, han quedado básicamente atendidas. Los controladores pidieron la modificación del reglamento del cuerpo, y se han fijado las fechas del próximo 30 de abril para tener terminados los criterios de la reforma y la del 30 de junio para tener elaborado el primer borrador de reglamento. Igualmente se ha reconocido oficialmente la participación de un controlador en las comisiones de investigación de los accidentes.

Los problemas, sin duda, han surgido en los aspectos salariales. La reivindicación planteada inicialmente por los controladores contempla una retribución básica de 114.632 pesetas mensuales para los de menor categoría, a las que habría que añadir un incentivo aproximado a las 20.000 pe setas en concepto de productividad o especial penosidad. A fina les de 1980, el primero de los conceptos ascendía a 83.000 pesetas, y sólo se cobraban pluses en concepto de horas extraordinarias o festivos, que suponían una media de 4.000 a 5.000 pesetas mensuales por cada controlador.

La Administración tan sólo está dispuesta a aceptar una retribución básica de 90.739 pesetas mensuales, que resulta de aplicar el 12% de aumento salarial establecido este año para los funcionarios en la ley de Presupuestos Generales del Estado. Como complemento retributivo, los representantes de la Administración accedieron a una cantidad de 16.000 pesetas por varios conceptos.

El subdirector general de Tráfico Aéreo manifestó anoche a EL PAIS que no se han podido atender las reivindicaciones de los controladores porque éstas suponen, por término medio, un incremento del 45,5% sobre la masa salarial de 1980. Sin embargo, la Administración había concedido a los controladores un coeficiente del 3,6 (ahora tienen un 3,3) y un grado inicial de carrera de nivel dos (ahora es de uno); esta modificación sólo puede ser modificada por ley, que ya está en el Parlamento, y que supone unas 4.200 pesetas mensuales para cada controlador.

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