Rebotes y contraataques, armas del Madrid para ganar al TSSKA
La capacidad reboteadora y los contraataques fueron las armas principales que utilizó el Real Madrid para doblegar al T.S.S.K.A. de Moscú, que decepcionó en todos los órdenes y que no tuvo nada que ver con el gran campeón europeo de años atrás. Es fácil deducir que fueron Rullán y Meister en la captura de balones bajo el aro, y Llorente en la dirección del equipo, los que destacaron en un Madrid que sin hacer un gran partido si se acercó, en cierto modo, a su bien adquirida fama a nivel europeo.El Madrid puso en cancha a Llorente, Brabender, Abromaitis, Rullán y Meister, todos en defensa individual, que si en principio parecía que no les iba a dar resultado, ya que los soviéticos jugaron con dos bases, se vio favorecida por la falta de imaginación ofensiva de sus rivales. El campeón soviético es una auténtica caricatura del que hace unos años vencía por diecinueve puntos al conjunto madridista. Sólo Eremin mantuvo el ritmo que se le debe exigir a un equipo de esta categoría. Lopatov y Tarakanov aguantaron el tipo bajo los tableros, pero en ningún momento pudieron con los pivots blancos. Miloserdov, un gran jugador, no estuvo, ni mucho menos, a su altura acostumbrada. Todo esto hizo que Rullán y Meister fueran dueños y señores de los rebotes, lo que permitió que el Madrid, una vez más, salvara un compromiso difícil a base de contraataques. Lo extraño es que el conjunto soviético parecía ignorar que esta faceta ha sido desde siempre una gran especialidad de los campeones españoles.
Hay que decir que Llorente sorprendió a propios y extraños con una soberbia actuación, en la que no sólo dejó muestras de su rapidez, sino de su visión en los pases en la terminación de los contraataques. Rafael Rullán fue ese pivot del que tantas veces se ha hablado como el mejor de Europa. Estuvo inmenso en la labor reboteadora y, además, aprovechó cuantos balones le llegaron, y sumó 31 puntos. Abromaitis, en el primer tiempo destapó a veces el frasco de las esencias y levantó al público de los asientos, pero luego se fue oscureciendo, aunque es justo reconocer que no le faltó abnegación para jugar por el equipo.
Al baloncesto soviético se le ha parado el reloj. A estas alturas ya no se puede basar todo en la fuerza la potencia y envergadura. El resto de los paises, quizá ayudados por la llegada de los norteamericanos han subido muchos enteros y ha cen un baloncesto más moderno e imaginativo, y bajo estos aspectos la estrategia tiene mucho que ver con los triunfos. Esta estrategia es precisamente la que ayer no supieron utilizar los soviéticos cuando con dos hombres como Eremin y Miloserdov pudieron complicar seriamente la defensa al Real Madrid, que no tenía más remedio que utilizar un solo base. Por si fuera poco también han perdido la táctica defensiva y para cualquier jugador de nivel europeo no resulta difícil zafarse de unos atletas anquilosados, que de seguir así se hundirán poco a poco en el mundo de la canasta.
En otro de los encuentros de esta fase final, el Maccabi venció en Tel-Aviv al Den Bosch, de Holanda, por 99-90. A la hora de cerrar esta edición no había llegado el resultado del Sinudyne-Bosna.
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