Los eurocomunistas apoyan a la nueva dirección del PSUC para contener a los prosoviéticos

El próximo sábado se reunirá el nuevo comité central del PSUC. Deberá elegir a su secretariado, al comité ejecutivo y a los nuevos directores del semanario Treball y de la revista mensual Nous Horitzons. La mayoría de las fuentes se inclinaban ayer por prever un avance de los representantes de la tendencia «leninista», quienes contarían con el apoyo de los sectores más «eurocomunistas», con el fin de contener a los «prosoviéticos».

El punto clave consistirá en la secretaría de organización del comité ejecutivo, hasta ahora bastión «prosoviético». Esta corriente será beligerante e intentará mantener a su titular saliente, Francisco Tribes, o imponer a otro de sus representantes, El principal candidato «leninista» para este cargo es Josep María Rodríguez Rovira, responsable de la secretaría del movimiento obrero en la dirección saliente, y hasta el pasado mes de junio responsable de acción sindical en las Comisiones Obreras catalanas.El periodista «leninista» Andréu Claret -una de las figuras ascendentes en este congreso- pasaría a ocupar la secretaría de publicaciones. Otros «leninistas» que ocuparían lugares clave en el nuevo ejecutivo serían Antoni Luchetti (abogado de CC OO y diputado autonómico), Xavier Folch (diputado autonómico), Rafael Ribó (portavoz comunista en el Parlamento catalán) y María Dolors Calvet (diputada autonómica y diputada de la anterior legislatura).

Francesc Frutos impuso como condición para aceptar la secretaría general que todos los dirigentes mencionados pasaran a formar parte del nuevo equipo dirigente, según indicaron fuentes directas. Ahora los «bandera blanca» -antaño enemigos jurados de los, «leninistas»- y los maltrechos seguidores de Gutiérrez Díaz apoyan a los «leninistas» como dique de contención ante la avalancha de los «prosoviéticos».

Diversas fuentes «leninistas» informaron ayer que la alianza entre éstos y los «prosoviéticos», que dio como resultado la elección de Frutos y Ardiaca por el comité central entrante, sería de muy escasa duración. Añadieron que los propios «prosoviéticos» estaban alarmados ante las consecuencias negativas que podría comportar su victoria, en el sentido de que podrían eliminar la influencia comunista de sectores no estrictamente obreros, como los constituidos por profesionales y capas medias.

Algunas fuentes «leninistas» se referían incluso a la posibilidad de una clara ofensiva en contra de los «prosoviéticos», cuya culminación sería un congreso extraordinario que podría decidir el retorno al poder del equipo derrotado en el V Congreso.

No obstante, en contra de la persona de Gutiérrez Díaz y su eventual reaparición juegan elementos de peso. En efecto, diversas fuentes indicaron que, por ejemplo, en el II Congreso de las Comisiones Obreras catalanas, celebrado el pasado junio, los «prosoviéticos» no pudieron en absoluto imponerse, pese a intentarlo, sino que fueron derrotados. Su caballo de batalla también fue entonces, como se informó, la política internacional, por cuanto se preconizaba un acercamiento o, en su caso, un ingreso en la Federación Sindical Mundial de obediencia soviética.

Las fuentes informantes contrastaban la habilidad de la dirección «leninista» de. dicho sindicato en sortear dicho escollo con la actitud de signo contrario de Gutiérrez Díaz en el partido, Todo ello además considerando la acreditada fuerza en el terreno sindical de los «prosoviéticos », cuyo ideario es radicalmente obrerista.

Relaciones PSUC-PCE

Respecto a las conflictivas relaciones entre el PSUC y el PCE, la nueva situación ofrece novedades de uno y otro signo. Por un lado, es obvio que la derrota de Gutiérrez Díaz favorece los deseos de Santiago Carrillo de continuar al frente del PCE. Pero, en cambio, la imagen pública de prosovietismo afectaría negativamente al comunismo catalán si hoy se celebrasen elecciones, con todo lo que comportaría de pérdida de fuerza parlamentaria para el PCE.En los últimos meses, tras los duros enfrentamientos con Carrillo, el secretario general saliente del PSUC se había propuesto encabezar un auténtico movimiento generalizado, desde los partidos comunistas periféricos, cuyo objetivo sería la sustitución de Carrillo por Nicolás Sartorius en la secretaría general del PCE. Ahora este proyecto queda truncado. El PSUC deja de ser para dichos partidos periféricos un punto de referencia envidiable, como, sin duda, lo era hasta ahora, al poseer una presencia electoral incomparablemente superior a la de dichos partidos y a la del propio PCE.

De hecho, es toda la beligerancia del comunismo catalán en el ámbito general español la que queda afectada. Si ahora el PSUC actuase, en un sentido u otro, con relación a la política interna del PCE, cualquier sector de derecha o de izquierda del PCE que sé sintiera molesto podría devolver la pelota a través de la respectiva tendencia interna del PSUC. En este sentido, es de indicar no sólo la gravedad de los antagonismos internos del PSUC, sino también la fuerza de cada uno de los sectores, ya que muchas victorias «prosoviéticas» del recién finalizado congreso fueron logradas. por pocos votos de diferencia.