El presidente de la Comisión Europea recomienda la reducción de comisarios
El presidente de la Comisión Europea, el británico Roy Jenkins, que cederá hoy su plaza al luxemburgués Gaston Thorn, recomendó ayer a los Gobiernos de los diez países miembros del Mercado Común que pongan en práctica las recomendaciones del «informe Spidenburg» antes de la adhesión de España y Portugal. En concreto, Jenkins señaló que habría que impedir que la Comisión se convierta en un órgano demasiado numeroso. Según las actuales normas de la CEE, España tendría derecho después de la adhesión a dos comisarios. El «informe Spidenburg» estudia las consecuencias de la ampliación en los órganos internos de la CEE, y adelanta que no podrá funcionar con tantos comisarios y lenguas, por lo que propone una reducción.Roy Jenkins, que se reincorporará próximamente a la política activa de su país, señaló que la Comisión ha atravesado en los últimos cuatro años «su período más difícil», pero que ha salido «con bien», sin caer en la trampa de convertirse en un «secretariado» del Consejo de Ministros comunitarios ni, en el extremo opuesto, en una especie de embrión de gobierno europeo.
Estimó que, pese a la crisis económica y a que se ha debilitado en gran parte el entusiasmo europeísta, se habían conseguido algunos logros importantes, como el Sistema Monetario Europeo, las medidas para la reestructuración de la industria o la elección del Parlamento Europeo por sufragio universal.
Roy Jenkins, al que los funcionarios comunitarios califican de «funesto» para sus intereses, deja una complicada herencia a su sucesor. Además de los problemas puramente funcionales (como los salarios de los empleados comunitarios, que provocó una huelga en los últimos días del año pasado), Thorn deberá hacer frente inmediatamente a otro problema mucho más espinoso: la nueva batalla del presupuesto de la CEE.
El Parlamento Europeo, que no tiene competencias reales en ningún capítulo, excepto, precisamente, en el presupuestario, aprobó una serie de enmiendas al texto presentado por el Consejo de Ministros y, fundamentalmente, una importante partida «extra».
La «herencia» más importante, según reconoció el propio Jenkins, es la tarea, encomendada a la nueva Comisión de presentar antes de julio un proyecto de «reequilibrio presupuestario de la CEE», sin el que, entre otras cosas, los comunitarios no están dispuestos a dar luz verde a la adhesión de España y Portugal.
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