España gastará 23.000 millones de pesetas en sonido y alta fidelidad en 1981
La industria de la electrónica de consumo, que ocupa en España a unos 17.000 trabajadores y tiene un mercado interno con escaso índice de saturación, ha suscrito con los ministerios de Industria y Comercio un importante plan de relanzamiento sectorial y de inversiones como respuesta a la «amenaza amarilla». Las importaciones de Japón y del sureste asiático habían comprometido en los últimos años, junto a las importantes cifras que registra el contrabando en estos productos, la industria nacional del sonido. Numerosas empresas se habían encontrado en serias dificultades y algunas tuvieron que cerrar, pese a la existencia de un mercado casi virgen que podría absorber en 1981 alrededor de 23.000 millones de pesetas. El plan, que supone la racionalización del sector, se basa en la determinación de especificaciones estrictas para los distintos productos, y se complementa con otras medidas de carácter administrativo que tienden a proteger esta industria de las masivas importaciones del sureste asiático y Japón.
Una vez más, la descoordinación entre distintos ministerios estuvo a punto de hundir definitivamente en la crisis, en el primer semestre de 1979, a la industria nacional del audio y la alta fidelidad (no se incluye en este apartado los fabricantes de video y de televisión en color). Mientras los representantes del sector negociaban con el Ministerio de Industria y Energía, a petición de éste, un plan de reordenación y relanzamiento industrial, la Dirección General de Política Arancelaria e Importación, del Ministerio de Comercio, liberalizaba la importación de una amplia gama de productos de electrónica de consumo (resolución publicada en el Boletín Oficial del Estado del 3 de mayo de 1979).Esta resolución, gravemente lesiva para los intereses de la industria nacional, se adoptó sin consultar a los empresarios ni al propio Ministerio de Industria y Energía.
El peligro amarillo
Más de las dos terceras partes de las importaciones de sonido proceden de Japón y del sureste asiático, y la progresión de las entradas de productos de audio y alta fidelidad en España, procedentes de aquellos países, en los últimos años, amenazaban la supervivencia de la industria nacional. La resolución de la Dirección General de Política Arancelaria venía a agravar, incluso, la situación.«No se trata de reclamar proteccionismos trasnochados para nuestra industria, pero tampoco podemos renunciar a la adopción de las medidas de salvaguardia que están imponiendo otros países e instituciones supranacionales de nuestra área, caso de la Comunidad Económica Europea (CEE), frente a países como Taiwan o Singapur, que pertenecen, en teoría, a la categoría de «países en vías de desarrollo», pero que son fuertemente competitivos con la «industria europea», manifestó a EL PAIS Pedro Higuera, director general de la Asociación Nacional de Industrias Electrónicas (Aniel).
El sector de la industria electrónica de consumo no quiere proteccionismos frente a sus competidores europeos, añadió Higuera, ya que es consciente de que tales medidas son contrarias a nuestro proceso de integración en la Comunidad Económica Europea. Pero considera necesario, precisamente de cara a ese proceso, que nuestro país homologue sus medidas para salvaguardar la industria nacional a las que se han adoptado y se están adoptando por parte de los países de la CEE.
Comercio se adhiere al plan de reestructuración
Tras el revuelo que levantó la resolución de la Dirección General de Política Arancelaria e Importación de mayo de 1979, el Ministerio de Comercio se sumó a las conversaciones que mantenían los empresarios con el Ministerio de Industria y Energía. La primera consecuencia de esta incorporación de Comercio a la problemática del sector fue la aparición de dos nuevas resoluciones de la Dirección General de Política Arancelaria e Importación, en los boletines oficiales del Estado del 8 de diciembre de 1979 y de 18 de julio de 1980, por las que se contingentaba y se sometía a previa autorización las importaciones de productos de audio y de alta fidelidad procedentes de Asia. Con ello se corregían las graves consecuencias que se habían derivado de la primitiva resolución.La actitud receptiva de Comercio no ha quedado cerrada, sin embargo, en las mencionadas resoluciones. A partir del 1 de abril próximo, según fuentes del sector, no entrará en España ningún equipo de alta fidelidad procedente de Asia en la mayor parte de las gamas. Hay algunas gamas que no van a ser fabricadas en España, por resultar antieconómica su producción, y que podrán seguir siendo importadas del sureste asiático y de Japón.
El plan de reestructuración y relanzamiento del sector, que prevé el mantenimiento de los 17.000 puestos de trabajo de las industrias de electrónica de consumo, ha sido suscrito por las firmas Cosmo, Bettor, Vanguard, Faro, Hispano-Sony, Sanyo, Thomson, National y Grunding. Todas estas firmas han comprometido con el Ministerio de Industria importantes planes de inversión y producción, que van a garantizar el suministro al mercado de la mayor parte de los equipos y aparatos de audio y alta fidelidad en condiciones de competencia entre dos o tres de estas empresas en cada producto.
El plan, en grandes líneas, supone que la demanda española de estos productos en 1981, que se estima en unos 23.000 millones de pesetas, sea cubierta en un 60% o un 70% por fabricantes españoles.
Las posibilidades de futuro en este mercado son, por otra parte, muy importantes en España, debido al bajo índice de saturación. Mientras en Francia se sitúa este índice en el 18 %, en Inglaterra en el 22%, en Alemania en el 25% y en Suecia en el 52%, en nuestro país el nivel de saturación oscila en torno al 5%. Para algunos productos, como equipos de alta fidelidad, el índice de saturación es todavía menor.
Entradas ilegales
La industria del audio española continúa afrontando, sin embargo, la entrada ilegal de productos en nuestro mercado. Fuentes del sector estimar en unos 4.000 millones de pesetas la fuga producida el último año mediante importaciones ilegales de licencias del sureste asiático.La existencia de regímenes especiales en Ceuta, Melilla y Canarias supone también la entrada de contrabando en la Península y Baleares de un importante contingente de productos. Especialmente fuerte es la incidencia de estas entradas ilegales en radiorreceptores portátiles, autorradios y magnetófonos portátiles.
El plan, sin embargo, está siendo acompañado por un mayor celo por parte de Comercio en la actuación sobre importaciones ilegales y de la Administración sobre el contrabando de productos de audio y de alta fidelidad.
Salvaguardias de la CEE
La CEE también ha adoptado en los últimos tiempos amplias medidas de protección frente a la entrada en su mercado de producciones asiáticas que, por su precio y competitividad, amenazaban la industria comunitaria. Así, el 17 de diciembre último, la CEE adoptó un nuevo esquema de preferencias generalizadas, que aplicará durante los próximos diez años a los países en vías de desarrollo.La novedad, sobre el esquema hasta ahora vigente, se centra en la distinción que hace la CEE entre «países beneficiarios» y «países competitivos», a fin de hacer frente a las importaciones de países como Formosa o Corea, que aun siendo países en vías de desarrollo, plantean gravísimos problemas de competitividad a las economías comunitarias.
En el caso de 64 productos industriales sensibles procedentes de estos «países competitivos», la CEE establecerá contingentes individuales de importación, mientras que para los países considerados como «más pobres» no existirá ningún tipo de contingenciación.
Por otra parte, mediante contactos institucionales de la CEE o bilaterales de cada uno de los países miembros con Japón, se ha planteado a aquél país la necesidad de que autolimite sus exportaciones de determinados productos (automóviles y alta fidelidad, entre otros) al mercado europeo. Francia ha mantenido recientemente conversaciones en este sentido con las autoridades japonesas, y Alemania, que hasta ahora era la nación más remisa a este tipo de medidas, se ha pronunciado también en las últimas semanas por una política de entendimiento con Japón, tendente a que este país reduzca su agresividad comercial en el mercado europeo.
El plan de reestructuración del sector del sonido y el audio tiene una vigencia de dos años, aunque muy probablemente será prorrogado, dada la necesidad de proteger a la industria nacional.
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