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La lotera de Almoradí, que repartió casi 10.000 millones, no jugaba ni una peseta del 60.076

A María Dolores Soto López, dueña de la administración de lotería de Almoradí, donde se vendió íntegro el gordo, sólo un detalle le empañó la inmensa alegría de haber repartido entre sus paisanos de la comarca casi 10.000 millones de pesetas. Le ocurrió el drama de todos los loteros y loteras del país, que no llevaba ni una sola peseta de participación en el número premiado, el 60.076. Algo parecido le sucedió al gerente de la administración de lotería de Zaragoza, Alejandro Aznar, que repartió íntegro el tercer premio, el número 42.735, sólo que éste tuvo mas suerte: compró una participación pequeña en la cafetería Anvi, que a su vez le había comprado todas las series del número, y cogió un pico.

A María Dolores Soto no le importaba mucho. «Estoy muy satisfecha de haber dado tanta suerte a la vega baja», decía, «aunque a mí no me ha tocado ni un céntimo». Más triste era la historia de Antonio Martí, el invidente de Palma de Mallorca que repartió más de 2.500 millones de pesetas del segundo premio en pequeñas participaciones en el mercado del Olivar. Tampoco llevaba ninguna. Las había vendido todas. A media tarde se quejaba de que «nadie ha venido a verme para darme las gracias por haberles llevado la suerte».Otro invidente, llamado Pons, distribuyó una parte de los 780 millones que cayeron en Gandía. Algunos décimos habían sido vendidos a las jóvenes de la fiesta de la Aurora, de Palma de Gandía, que lo habían distribuido en papeletas.

Los premios, muy repartidos

Los premios muy repartidos han sido la tónica de este sorteo. Pocas personas han acaparado grandes premios. El récord lo batió Julio el Peña, vecino de Dolores (Alicante), a quien tocaron doscientos millones (como se cuenta en la página 25). El Peña podrá presumir de por vida de haber ganado la lotería en una partida de bacarrá. Los hechos fueron así: El Peña ganó una partida de bacarrá a un convecino, cuyo nombre se desconoce, en la noche del domingo, y como el perdedor no tuvo dinero en metálico para pagar ofreció a aquél -que los aceptó de mala gana- décimos de lotería, que ayer se vieron multiplicados por 10.000 pesetas cada peseta. Voilà.A continuación le sigue José Luis Donat, de Mallorca, a quien correspondió la bonita cifra de ochenta millones de pesetas.

Manuel Reyes, propietario del bar El Aguila-, de Elche, que repartió una buena parte del primer premio, tampoco puede decir que le tocara un mal pellizco: cincuenta millones de pesetas. E hizo lo que probablemente llevara soñando durante muchos sorteos: celebrar con los clientes el premio y cerrar el bar para no volver a colocarse nuunca más Jetrás del mostrador.

Dinero, dinero, lo que le tocó al comerciante de Elche, Juan Delicado Borrero: 125 millones. Pero lo tenía muy repartido entre .su familia. A él sólo le cayeron veinticinco millones.

La suerte raras veces se alinea con los pobres, excepto para los juegos de azar. A Carmen Reyes García, casada, con tres hijos, de profesión limpiadora y con domicilio en Guadix (Granada), le vinieron a ver veinticinco millones. Su marido está en paro desde hace tiempo y la familia malvivía con lo que ganaba Carmen. Un hijo del matrimonio, camarero en el bar afortunado de Elche, les había regalado un décimo.

María García, conocida en Dolores como La Chira, vivía de la caridad hasta ayer, en que le tocaron veinticinco millones. Incluso el párroco del pueblo le había dado esta semana quinientas pesetas para que pudiera comer su familia. La Chira, en un rasgo de gratitud, ya ha anunciado que piensa pagar ella sola los portales de la iglesia del pueblo.

A los directivos del club de fútbol Dolores, que fueron los que repartieron las participaciones, les sobran ya los proyectos: lo primero, construir un nuevo campo de fútbol; lo segundo, fichar los jugadores suficientes para subir a su equipo de división. Ahora está en Primera Regional.

A Manuel Palomo, de Puerto llano, seguidor acérrimo de su equipo de fútbol, el Calvo Sotelo (Segunda División B), es poco probable que se le olvide un viaje que hizo a Palma de Mallorca a primeros de mes acompañando a su equipo, porque allí compró los seis décimos de la suerte, que le han da do Como fruto 12,5 millones de pe setas.

La tristeza de doña Amparito

A doña Amparito, la lotera de la calle de Conde de Peñalver, que ya ha dado el gordo de Navidad en varias ocasiones (la última en 1978), se le escapaba de los ojos una expresion inconfundible de tristeza. A pesar de que de los únicos 72 millones que tocaron a la capital de España, ella repartió sesenta. Doña Amparito no puede explicarse cómo en Madrid sólo tocaron 72 millones. Y después de darle muchas vueltas llegó a la conclusión de que la culpa la tenía el Servicio Nacional de Loterías, que este año ha enviado todas las series de un mismo número a una sola administración y, por tanto, a una sola localidad. «Es la única explicación de que cada número haya caído en un solo pueblo o ciudad. Por culpa de esto la lotería este año ha tenido mucha menos emoción».

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