La defensa del Madrid pasó más apuros de los previstos,
pese a que Boskov alineó cinco hombres cuya única misión era la de evitar el gol. Pese a las muchas precauciones, el Atlético llegó con alguna facilidad a los dominios de García Remón y le obligó a esmerarse. Los defensas madridistas se las vieron y se las desearon para sujetar por las buenas a los rojiblancos. Rubio, aunque acabó lesionado, duró en pie más tiempo del que hubiera deseado Pérez García, otro fino estilista para las labores defensivas. Benito, para controlar a Marcos, que se escapó de la vigilancia de Cortés, intervino en una ocasión de manera tan poco ortodoxa como se ve. El árbitro esta vez no pitó penalti.
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