El escritor José Bergamín
coincidió ayer en una comida con el ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez; los diputados socialistas Gregorio Peces-Barba y Virgilio Zapatero, y el profesor socialista Elías Díaz. Bergamín exhortó al ministro de Justicia a que solucione el tema del divorcio, «que es el que preocupa a muchas jóvenes casadas de buen ver». «El divorcio», dijo Bergamín, «es el problema más importante que tenemos en este momento, más que el terrorismo y la inflación». Bergamín se autoconsideró «liberal en todo menos en política», se calificó más «sentimental que intelectual», proclamó su creencia en la providencia y se confesó católico -«¿pero de qué catolicismo?», se preguntó- y romano, «pero no cracoviano», alusión con la que estableció su distancia del papa Wojtyla.
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