Gran triunfo europeo del Atlético

En un gran partido el Atlético se impuso con autoridad y sin paliativos al Burewestnik soviético en el partido de ida de los octavos de final de la Recopa. Los rojiblancos jugaron muy bien y sobre todo con mucho sentido común. A medida que pasaban los minutos supieron buscar los puntos débiles de su rival tanto en defensa -excelente, sobre todo, en los comienzos de la segunda mitad- como en ataque. Juan de Dios Román hizo un sabio planteamiento y sus jugadores supieron sacrificarse en equipo. Fueron esta vez Uría, extraordinario, y Cecilio Alonso los que se encargaron de hacer los goles para desbordar a los de Georgia.Quizá lo que más defina la actuación del conjunto rojiblanco sea el decir que hizo un partido muy completo, tanto en equipo como individualmente. Acertó en todo táctica y técnicamente. La dirección desde el banquillo fue la idónea, y los jugadores, sin renunciar a sus intervenciones individuales, cuando la ocasión lo requería mantuvieron una magnífica disciplina de juego y supieron sacrificarse por y para el equipo, como fueron los casos de Parrilla y De la Puente, entre otros.

Hay un hecho que resulta evidente, y es que en el balonmano cada vez es más necesaria la altura y la envergadura al menos de un par de jugadores. No llega a las necesidades del baloncesto, pero a nivel europeo se hace imprescindible. Ayer se vio una clara muestra tanto en uno como en otro equipo. Gassi y Ampilogov, éste con más de dos metros, hicieron diecisiete de los veintiún goles de su equipo, y Uría y Cecilio Alonso, los; «gigantes» atléticos, sumaron veintitrés de los treinta que señaló el marcador al final. Bien es verdad que en el caso de los rojiblancos los dos goleadores se sirvieron de unos compañeros que, en ejemplo de abnegación, supieron jugar para ellos, pero sería injusto omitir la fabulosa exhibición de un Uría imparable y tremendamente efectivo, que le convirtió en el artífice del gran éxito de su equipo.