Ambiente desesperanzado
Terminó el mes de noviembre en la Bolsa con el mismo ambiente desesperanzado y poco dado a la actividad mercantil con que inició su curso.La superioridad de las órdenes vendedoras frente a las de compra fue la constante del ciclo, como también resultó una característica particular la confusa resistencia a la baja que en general oponían los valores que se contrataban. La proximidad del cierre del ejercicio es probablemente la causa de esta resistencia numantina, pues lógicamente la mayor parte de las sociedades aspiran a llegar a fin de ano con unas cotizaciones lo más altas posibles.
El grupo que más destacó a lo largo de la semana fue el eléctrico, que empezó totalmente abrumado por la superioridad de las órdenes vendedoras, para terminar cerrando el viernes con un discreto desahogo, gracias a la llegada de alguna pequeña partida compradora aislada.
Todos los valores de este sector, con una sola excepción, consiguieron capear con bastante fortuna el temporal vendedor desatado, reflejando pérdidas en sus cambios, pero sin que éstas llegasen a resultar excesivas.
La excepción la constituyó Iberduero, que cedió un total de 4,5 puntos y terminó al 60%. La justificación a esta importante corrección a la baja obedece al inicio de su ampliación de capital el próximo martes.
Sobre los desdobles de capital en el mes de diciembre sí que se habló, y mucho, en las bolsas.
En primer lugar, y de cara a las ampliaciones, se han producido numerosas ventas de acciones a lo largo del mes. En unas ocasiones era la esperanza -prácticamente elevada al grado de «convicción iluminada»- de que el precio de los cupones se deteriorara al punto de que será posible comprarlos a una peseta, con lo que sería factible la reinversión del producto de las ventas en los mismos valores, pero a precios más bajos que los del mercado (hay que tener en cuenta que las ampliaciones de las eléctricas se plantean con el 60% del valor nominal de las nuevas acciones liberado).
En cuanto al comportamiento de valores concretos, sin duda, el de Duro Felguera merece un lugar de honor. La cotización de esta sociedad en el mercado de Madrid, inmediatamente después de materializarse su acuerdo de venta a Hidrola de su participación en Hidroeléctrica de Langreo, rondaba el 60%. Desde ahí se disparó hasta las inmediaciones del ciento por ciento, en una clara operación especulativa, y siempre marcando posiciones de dinero sin operaciones, es decir, sin que se negociase una sola acción. El jueves cambiaron las tornas y al 95% había bastante más papel que dinero en su corro y, a pesar de los esfuerzos que algunos operadores realizaban después de hora para «maquillar el valor», el viernes se prodigio una nueva baja.
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