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Las Cajas piden mayor libertad en sus inversiones para mantener su competitividad

Las cajas de ahorro son partidarias de la liberalización de los tipos de interés del sistema financiero, aunque reclaman como contrapartida una cierta compensación por la vía de una mayor libertad de sus inversiones. Este es uno de los aspectos más destacados del informe que la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) ha presentado al Ministerio de Economía, y, en versión más reducida, a la Vicepresidencia Económica del Gobierno, según fuentes próximas a las cajas.Las mismas fuentes han señalado que el volumen de financiación intervenida en las cajas de ahorro es muy elevado, superando en estos momentos ampliamente el 50% del total de los recursos del sector, aunque existe un calendario de disminución del porcentaje que las Cajas deben dedicar a inversiones obligatorias que tiene un ritmo de disminución del 0,10% mensual.

Dificultades para competir

«Incluso en la situación actual, las cajas de ahorro están soportando una rentabilidad muy baja en sus inversiones, lo que no les permite competir», manifestó una fuente próxima al sector.El enorme volumen de recursos que las cajas de ahorro tienen invertido en colocaciones obligatorias representa, a juicio de los representantes de estas instituciones, un enorme corsé, ya que les sitúa en una mala situación ante un eventual aumento de los costes de los pasivos, sobre todo si la reforma financiera que se avecina implica la liberalización de los tipos de interés y el consiguiente incremento en las remuneraciones al ahorro. Si esta liberalización se produce en los términos que se vislumbran -es decir, libertad bastante amplia en los tipos de interés pasivos-, las Cajas experimentarían un aumento considerable en sus costes financieros, o perderían a una parte importante de su clientela. Como esta última posibilidad no parece razonable, ya que las Cajas lucharían por conservar su cuota dentro del mercado financiero, y de mantener, e incluso incrementar, sus recursos ajenos, la única alternativa posible es, a su juicio, una compensación de los aumentos de los costes por la vía de los ingresos, lo que equivale a permitir un encarecimiento de sus créditos, para situarlos en niveles más acordes con los del mercado.

Las Cajas se quejan, en efecto, de sus escasos ingresos financieros, y no sólo de la enorme cantidad de recursos que tienen contingentados y que impiden que el sector pueda elegir, con un cierto grado de libertad, sus inversiones. La cartera de créditos de las Cajas muestra en algunos casos tipos de interés de determinadas operaciones muy bajos para lo que en estos momentos constituye la tónica del mercado. Un ejemplo son algunas emisiones de obligaciones del Instituto Nacional de Industria, al 5%, que las Cajas hubieron de suscribir obligatoriamente. Casos de este tipo son relativamente frecuentes entre las inversiones de estas instituciones.

Mejorar los ingresos

Según fuentes de toda solvencia, el interés de las Cajas en una eventual reforma del sistema financiero no consistiría tanto en modificar de forma radical la política de coeficientes en su aspecto cuantitativo -aunque sea este un aspecto al que río renuncian- como en su aspecto cualitativo. El informe presentado insiste, a este respecto, en tres matices que las Cajas consideran necesario que asuma la Administración:- En primer lugar, tipos de interés para sus inversiones más realistas y más próximos a los del mercado, ya que el ingreso promedio de la cartera de las Cajas, tanto en créditos como en valores, lo consideran muy bajo.

- En segundo lugar, un amplio margen de maniobra para elegir al cliente, cosa que no sucede en la actualidad casi nunca.

- En tercer término, la posibilidad de generalizar los créditos con interés variable para adecuar de la forma más flexible posible los ingresos a los costes y encajar mejor los riesgos de la operativa crediticia.

Junto a estos tres puntos, las Cajas habrían pedido también al Gobierno algún tipo de solución para toda la firíanciación consolidada de su cartera crediticia, ya que una parte importante de los activos (créditos) se encuentran a tipos de interés totalmente irreales.

Las fuentes consultadas por EL PAIS manifestaron, por otra parte, que no se trata de restar financiación a sectores que la necesitan y que además la necesitan a largo plazo. Su postura se resume en mantener, o en todo caso reducir gradualmente en el futuro, las cantidades de crédito obligatorio, destinarlo a actividades que se juzgue de interés nacional, para lograr mejores tipos de interés y un cierto margen de libertad para escoger, dentro de esos sectores prioritarios, a la clientela. Todo ello como contrapartida que consideran «razonable» a un previsible incremento de sus costes si se consuma la liberalización de los tipos de interés pasivos.

La rentabilidad

Según medíos próximos al sector, las Cajas han cuidado de forma especial en estos últimos años sus cuentas de resultados, renunciando a la «guerra por el pasivo». «Prueba de ello es que no existe actualmente», según manifestó un directivo de la CECA, «ninguna Caja en situación de crisis, cosa que no sucede entre los bancos».Según fuentes del sector, las Cajas han desarrollado este año una política de captación de pasivo bastante prudente, como se demuestra por el crecimiento moderado de sus recursos ajenos, renunciando a competir «agresivamente» con los bancos en la búsqueda del ahorro, «lo que nos ha permitido mantener un coste medio de los recursos ajenos bastante razonable», manifestó un ejecutivo del sector.

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