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La nostalgia valenciana por los tiempos del "art deco"

La sala de exposiciones del Ayuntamiento de Valencia recoge estos días una muestra sobre el llamado art deco, que durante los años veinte y treinta marcó con su característico estilo geométrico y funcional las manifestaciones artísticas del momento. Se trata de la primera ocasión que en Valencia se reúnen piezas con esta etiqueta estética y documentación sobre los valencianos que adaptaron a su realidad propia en la arquitectura y diseño los presupuestos del art deco.

La inauguración tuvo su toque nostálgico. Bailarines profesionales interpretaron, vestidos con la moda de los años veinte, compases del charlestón y el jazz.Con esta exposición, el Ayuntamiento ha replanteado la función de esta sala en el ámbito cultural de la ciudad, cuya finalidad en el futuro será doble: recuperar, por un lado, los aspectos culturales propios y ofrecer, con un Interés didáctico fundamentalmente, exposiciones sobre movimientos artísticos contemporáneos y otras actividades de vanguardia. Tras la clausura de Ia actual exposición, que será hacia mediados de diciembre, se prepara una sobre el rnovimiendo dadà, y en las fechas navideñas otra muestra sobre los juguetes valencianos, objetos que cuentan con una larga tradición industrial en el País Valenciano. Asimismo, las creaciones de los viejos gremios de joyeros y orfebres serán objeto de atención por la sala.

La muestra del art deco se ha realizado con la colaboración del coleccionista Alfaro Hofmann, arquitectos Joaquín Rieta y Manuel Portaceli, y las tiendas Niu d'Art y Tarzán. Las piezas mostradas son todas auténticas, pero en su mayoría de autores desconocidos, porque se han adquirido en mercados de anticuarios o por medio de amistades. La sala es una reproducción a pequeña escala del mundo propio que este arte creó en el interior de las viviendas al adaptar los materiales industriales (cristal, mármol, laca, bronce) al diseño artístico del mobiliario y objetos decorativos, al tiempo que configuraba en las ciudades la imagen urbana de numerosos edificios.

Los figurines y trajes de la época ocupan una parte destacada de la exposición, junto con tapices ornamentales con los conocidos detalles vegetales y de figuras geométricas. De la moda y trabajos con tejido se pasa a los objetos de decoración, las pequeñas figuras, entre las que destaca especialmente una aportada por la firma comercial Tarzán, de Barcelona, que representa una bailarina con el busto desnudo y falda larga blanca. Estas esculturas y objetos decorativos incluyen unos preciosos relojes de mármol.

Un dormitorio completo

El art-deco se caracterizó por introducirse en el campo del diseño industrial. Así, la sección de mobiliario tiene un marcado interés. En la muestra se encuentra representado por un dormitorio completo, incluido perchero de laca y radiador de calefacción, sin olvidar las piezas de un comedor y otros muebles de sala de estar. Los promotores han buscado afinidades con el interiorismo deco por medio de la colocación de plantas tropicales entre estos objetos.El diseño en portadas de libros y láminas está presente en la exposición, que dedica un espacio primordial a los restos de arquitectura deco que todavía perduran en las calles de Valencia. Entre éstos se encuentran los cines Capitol y Rialtó, la farmacia Murillo y varios edificios próximos a la plaza del País Valenciano, todos ellos ilustrados con fotos y proyectos que firman conocidos arquitectos, como Rieta, Borso, Albert y Gades.

Valencia adoptó las modas de los años veinte porque era una ciudad próspera económicamente. Escaparates, fachadas de cristal, rótulos de tiendas, decoraciones interiores de escayola fueron muestras habituales en el decorativismo urbano, si bien hoy muchas de ellas han desaparecido. Pero no sólo se copió, sino, tanto en mobiliario, diseño de portadas, como arquitectura, hubo creadores de gran calidad. La exposición, en este sentido, ha reunido una interesante colección de dibujos de Arturo Ballester y Josep Renau, muebles de la firma Abad y del diseñador Giménez. .

El interés por el art deco. vuelve porque significó por primera vez la introducción del arte en los objetos cotidianos. «Es un producto de las grandes ciudades», asegura el coleccionista Alfaro,- «la vida nocturna en las calles aparece estos años gracias a la introducción de los grandes, rótulos luminosos. La mujer de vida social necesita un gran vestuario. La vivienda tiende al funcionalismo. Es la era de los grandes rascacielos. Nacen los pequeños apartamentos. Todo mueble debía servir para algo».

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