Libertad de expresión
El mundo del fútbol tiene una extraña tradición en contra de la libertad de expresión. Durante años se llegó a prohibir a los árbitros que manifestaran sus opiniones al finalizar los encuentros. En la actualidad todavía tienen cortapisas más o menos reglamentarias para expresar sus ideas. Tras cualquier frase de protesta de un entrenador surge rápidamente la amenaza del Comité de Competición.Sobre el entrenador del Osasuna, Pepe Alzate, pesa ahora la advertencia de los jueces de la Liga de una posible sanción porque al término de partido del pasado domingo expresó públicamente su disgusto sobre la actuación que había tenido el señor Fandos. Considero anticonstitucional que un entrenador pueda ser sancionado por el mero hecho de haber expresado su opinión.
Si las frases del entrenador pamplonica pudieran ser constitutivas de algún tipo de delito haría bien el Comité de Competición y el Comité Nacional de Arbitros en plantear la correspondiente querella. Pero si no fue así, en modo alguno puede ser castigada su actitud, porque ello supondría una clara limitación a la libertad de expresión.
Desde un plano estrictamente deportivo, Pepe Alzate tuvo motivos suficientes para expresar su malestar. No soy partidario de las recusaciones de los colegiados y de las sanciones por fallos técnicos absolutamente normales en la dirección de los partidos, pero sí vienen bien, alguna vez, las recomendaciones en privado. Sobre todo, para que algunos no lleguen a considerar que sólo es perseguible el error que perjudica a un poderoso.
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