"Se concluye la parte esencial de nuestro proceso constituyente", dijo don Juan Carlos

Con la constitución del Consejo General del Poder Judicial se concluye la parte esencial del proceso constituyente que se inició el 22 de julio de 1977 con sesión de apertura conjunta del Congreso y del Senado, donde se constituyó un poder legislativo sobre bases democráticas, y que siguió con la creación del Tribunal Constitucional, el 12 de julio pasado, manifestó el rey Juan Carlos en el acto de constitución del Consejo General del Poder Judicial.«Este consejo», manifestó el Rey, «es un órgano que refleja en sí mismo el principio de unidad de jurisdicción consagrado por nuestra constitución y constituye la estructura suprema que ejerce sus funciones en todo el territorio nacional y que va a gobernar a todos los jueces que administran justicia para todos los españoles».

El Rey resaltó que no existían precedentes en la historia política española, y muy escasos en Derecho Comparado, de una definición de tanta ambición y de tan grande responsabilidad. «De gran ambición», dijo, «porque el gobierno de la Magistratura, por si misma, ha sido durante muchos años la última aspiración de auténtica independencia de nuestros jueces y de nuestros juristas. De gran responsabilidad, porque los ciudadanos esperan que el ejercicio de sus derechos, la garantía de sus libertades y su seguridad personal serán protegidos por una administración de justicia rápida, responsable, objetiva e independiente».

Organo fundamental

Don Juan Carlos, que calificó al Consejo General del Poder Judicial de «órgano fundamental en nuestro sistema constitucional », resaltó como satisfactorio que se hubiese puesto en marcha en un tiempo relativamente corto, habida cuenta de la importancia y complejidad del propósito. Tuvo palabras elogiosas para los miembros que componen el nuevo órgano constitucional, a los que calificó de «juristas de indiscutible prestigio y experiencia profesional, elegidos por mecanismos puramente democráticos y no solamente estamentales».

El Rey concluyó su discurso manifestando que «esta transformación jurídica se produce en un momento en que existe una demanda generalizada de mejor justicia».