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La Liga, en su hora circense

La Liga ya ha entrado en la etapa circense. El Madrid quiere ser campeón a base del más difícil todavía; Kubala está en plan funambulista, aunque con la red de un sustancioso contrato; Boskov se nos ha puesto en plan caricato; Stielike quiere ser el hombre cañón; el Barcelona hace juegos malabares con la extranjería; Helenio Herrera está con los hilitos en la mano para ser Herta Frankel; García Traid ha sacado de la chistera el conejito de la suerte, y en ciertas presidencias tenemos a Pompoff y Teddy, Milikito y Nabucodonosorcito.

Ha llegado el momento del divertimento. La orquesta del circo ya ha hecho sonar «Fantasías». La trompetería anuncia el comienzo del gran espectáculo. Bajo la carga liguera, el público comienza a preparar sus ojos de sorpresa para ver el desfile. Antes de que los payasos musicales alarguen con el saxofón el estribillo de Islas Canarias, saldrán a la pista los funambulistas. El primero, venido de Hungría, Ladislao Kubala, hará su número en la cuerda más alta. En Europa oriental es obligada la red. La de Kubala vale 75 millones de pesetas. El contrato que le une al Barca es su mejor garantía. En el peor de los casos podría pasar a dirigir las divisiones inferiores, labor para la que teóricamente fue contratado. Sin red está en la pista Antonio Ruiz. La caída de éste puede ser grave.El segundo número importante del espectáculo es el entrenador madridista, Vujadin Boskov. Es todo un caricato. Dice cosas que causan sonrisas. Según él, Solsona provocó a Stielike porque le quitó los primeros balones. Es una ironía de estilo inglés. La segunda versión del tema es que un alemán como Stielike no puede consentir que un español le gane la partida. Hemos vuelto a lo de la superioridad de la raza aria.

Stielike es el hombre cañón del año. Sale al campo disparado. Con ansias de arrollarlo todo. Su genio es cada vez más áspero. Es peligroso lo que hace, porque en alguna ocasión puede encontrarse con un árbitro que le quite el colchón protector. Stielike está enfurecido. Desde que se le negó el permiso parajugar un amistoso con la selección alemana ha acrecentado sus rudezas.

Helenio Herrera regresó de Venecia y el domingo estuvo en Atocha viendo el fracaso del Barpa. Helenio Herrera ya tiene los hilitos en la mano para mover las marionetas. El papel de malo ya lo tiene asegurado Kubala, y la bruja maliciosa parece que tiene que ser por fuerza el pequeño Simonsen. En el Barcelona hay teatro de marionetas todo el año. Y a pesar de que no se ofrece al público el gran espectáculo deseado, el club sigue existiendo. No se lo cargarán ni siquiera quienes son incapaces de sujetar bien la carpa.

García Traid es un elegante. En el banquillo suele estar con traje de domingo. Es para estar a tono con la chistera que se ha traído debajo del brazo para meter un pañuelo y sacar un conejo. A García Traid no le han pillado todavía el truco. Del nada por aquí y el nada por allá ha pasado a presentar un equipo apañadito.

Número de auténtico circo es el del Madrid. Ha perdido ya la misma cantidad de encuentros de la pasada temporada. Es quizá una ventajilla que concede a los demás. De cuatro salidas ha sido derrotado en tres. Juanito corre el peligro de que, a este paso, no le pueda dedicar la Liga de este año a nadie. El Madrid se lo quiere poner difícil, para producir el ¡ooh! general al final del torneo. Pero eso de quedarse en el trapecio sin manos y casi sin pies tiene el peligro de una caída con desencanto general. El Madrid quiere imitar al Barga. Núñez es posible que al fin se salga con la suya: que no sea campeón el Madrid. Que no lo sea el Barga, parece asegurado.

El circo liguero se nos ha llenado de sonrisas y eso siempre es de agradecer. Por ejemplo, en la federación española tenían dudas sobre un presidente. No estaban seguros sobre su auténtica personalidad. Dudaban entre Pompoff y Teddy. Ya lo tienen aclarado; creen que es Pompoff y Teddy. El gracejo popular ha bautizado a otro dlrigente como Milikito, y se dice que el próximo bautizo será en memoria de Nabucodonosorcito. Hay que tomar la silla de Rivel para tomar asiento en la pista. Lo que se avecina puede ser más divertido.

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