Lo mejor, los cambios

Las Bolsas españolas han continuado dis curriendo por unos cauces de escaso negocio y diferencias mínimas en los cambios, en las que lo más favorable resultaba precisamente esa discreta evolución negativa de las cotizaciones, pues el fondo del mercado aparece mucho más quebradizo de lo que las bajas dan a entender.Pero, por una parte, la indecisión de los vendedores, que, aunque demuestren contra todo lo habido y por haber, no se deciden a ofertar partidas significativas de títulos, quizá porque tampoco tienen, y por otra, la acción decidida de los mentores de los valores más caracterizados que aportan contrapartidas compradoras en cuanto la disposición del mercado hace temer un descalabro en sus precios, vienen determinando unas sesiones aburridas, en las que, como decimos, lo más interesante acostumbra a estar en el fondo y no en la forma.

Este esquema es perfectamente válido para los valores del sector bancario, cuyos siete máximos representantes contaban en la manana de ayer, y sólo en el mercado madrileño, con más de 90.000 acciones puestas a la venta e introducidas en la «caja», con independencia del papel con el que pudieran contar por fuera de este singular mecanismo, y que buena parte de los especialistas reputaban de superior al conocido.

En los corros eléctricos, calmados los nervios que el martes desataba la pregunta del Grupo Socialista al Gobierno sobre la postura del Banco de España en los valores de este sector, se operó poco y sin brios.