La banca comercial rompe uno de los últimos reductos exclusivos de la industrial, la renta fija
La banca comercial va a romper el monopolio de la renta fija, hasta ahora en manos de los bancos industriales y de negocios. Con las dos emisiones de «bonos de tesorería» programadas para dentro de unos días a cargo del Banco de Santander y del Banco Internacional de Comercio, los bancos comerciales abren una nueva vía para obtener recursos ajenos y, en estos dos casos concretos, también para incrementar sus recursos propios y llevar a cabo importantes ampliaciones de capital.
Los próximos días 17 y 24 van a dar comienzo dos emisiones de obligaciones que, por sus características, se pueden considerar bastante gemelas. Ambas suponen una importante innovación en el sistema financiero español por las características de quienes las emiten, dos bancos comerciales, que entran de esta forma en el campo de los bonos, reservado hasta la fecha en exclusiva a los bancos industriales.La entrada de la banca comercial en la renta fija como emisor de títulos es un paso más en la progresiva desespecializacíón bancaria iniciada en junio de 1973 y que rompió la política mantenida hasta entonces desde el año 1962, cuando se reformó gran parte de la legislación bancaria y se establecieron los bancos industriales.
El recurso a la renta fija había sido desde 1962 hasta el próximo día 17 de este mes patrimonio exclusivo de los bancos industriales, que tienen actualmente en el mercado alrededor de 300.000 millones de pesetas emitidos y que tienen alrededor de un tercio de sus recursos ajenos procedentes de esta fuente de financiación.
Las dos emisiones
La primera iniciativa en este sentido la tomó el Banco Internacional de Comercio, que en su junta general del pasado día 24 de junio sometió a aprobación de sus accionistas una emisión de bonos, aunque sin especificar la fecha ni las características de la misma. Más recientemente, en el mes de septiembre pasado, el Banco de Santander anunció su propósito de realizar una emisión de «bonos de tesorería» por importe de 15.000 millones de pesetas y con carácter convertible. La junta extraordinaria de la sociedad celebrada recientemente aprobó una propuesta del consejo para emitir hasta 30.000 millones de pesetas de dichos bancos, aunque en una primera fase se va a hacer uso de la mitad, 15.000 millones de pesetas. El primero de los dos bancos en poner en marcha la emisión, por importe de 15.000 millones de pesetas, será el Santander, a partir del próximo día 17 de octubre.En ambos casos, la finalidad de estas emisiones parece ser la de obtener recursos ajenos estables, ya que ambas son a cinco años, aunque a lo largo de la vida de la emisión pueden ser transformadas en capital.
Para los suscriptores, estas emisiones presentan características similares a los depósitos a plazo, aunque tienen la ventaja -para quien la quiera ejercitar- de su posible conversión en capital, la posibilidad de su transmisión y las ventajas de tipo fiscal, ya que la retención del 15% de los intereses que devengan estos títulos es deducible en el impuesto sobre la renta de las personas físicas. Una ventaja adicional es, respecto a la imposición a plazo, que el tipo de interés es más elevado para el volumen de inversión que exige, pues con inversiones de mil pesetas por titulo (caso del Banco de Santander) o de 10.000 (Internacional de Comercio) se pueden lograr rendimientos que en modo alguno se obtendrían en imposiciones a plazo en la banca con cantidades tan exiguas.
En cuanto a los bancos emisores, la emisión de estos títulos representa beneficios importantes, ya que el dinero recogido por este sistema no es computable ni para el coeficiente de caja ni para el depósito obligatorio todavía vigente en el Banco de España, lo que significa que la totalidad de la emisión puede ser invertida en activos rentables. Existe, sin embargo, una diferencia respecto a los títulos semejantes de los bancos industriales y de negocios, ya que éstos pueden invertir el dinero procedente de los bonos sin tener que asignar una parte al denominado coeficiente de inversión, ventaja que no tendrán los bancos comerciales.
La novedad del nuevo instrumento de captación de pasivo, que tiene una rentabilidad bastante competitiva respecto a otros sistemas de ahorro, puede que no resida tanto, sin embargo, en la aportación de recursos ajenos a los bancos emisores, que en el caso del Banco de Santander supone, no obstante, una cifra de cierta consideración. Medios bancarios han puesto de relieve el hecho de que la posibilidad de convertir estos «bonos de tesorería» en acciones representa en realidad la realización de una ampliación de capital con prima de emisión, cosa impensable en los momentos actuales por los que atraviesa el mercado bursátil. La conversión, en efecto, se realiza muy por encima de la par, que es la forma en que se han venido materializando las ampliaciones de capital bancarias en los últimos años, cuando no se han hecho con parte o en su totalidad liberadas. El precio de la conversión es ligeramente inferior al valor de las acciones en el mercado en los últimos meses previos al acto de la convertibilidad y estos valores son superiores a la par en estos momentos y lo serán probablemente en los próximos años. La única ventaja en este sentido es que durante la vida de los bonos antes de la conversión, la rentabilidad es bastante superior que cuando se convierten en acciones.
Diversificar accionistas
En el caso del Banco de Santander, la emisión de estos títulos persigue además -según manifestaciones de sus directivos- una ampliación de la clientela y del accionariado, que es ya el más numeroso entre los bancos españoles y cuya amplitud es una de las políticas más fomentadas por la propia dirección del banco. Según sus propios cálculos, esta emisión podría mover a la convertibilidad a unos 50.000 inversores, que pasarían así a ser accionistas del Banco de Santander, objetivo bastante ambicioso y cuyo destino final parece ser la dilución de los paquetes que las sociedades de cartera filiales del banco tienen de la propia entidad.Finalmente, la novedad de este tipo de operaciones parece haber estimulado el interés de numerosos bancos comerciales por el tema, especialmente entre los grandes, por lo que operaciones de este tipo podrían empezar a prodigarse en el mercado, diversificando en cierta medida el poco imaginativo mundo en el que se mueve el sistema financiero español.
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