Abril, Fuentes y la CEOE
Desde hace algún tiempo, diferentes directivos de la CEOE vienen enjuiciando positivamente la labor del vicepresidente Abril, y su continuación ha sido razonada, incluso con vehemencia, por algunos de los dirigentes de la patronal.Que una institución como la CEOE, o sus dirigentes, enjuicien programas o medidas de Gobierno, pasadas o presentes, es no sólo aceptable, sino conveniente. Pero que la CEOE, como institución, o sus directivos, al amparo de ella, promuevan o defiendan la continuidad al frente de la economía del país de un miembro del Gobierno, cuya gestión, discutida a diario, ha sido tan puesta en entredicho que Puede haber origina.do su dimisión o cese, según se dice, puede no ser conveniente, además de inoportuno.
No conveniente, porque podría la CEOE quedar comprometida y desprestigiada ante la sociedad, en el supuesto de fracasar la gestión de su patrocinado, y en tal supuesto los empresarios integrados en la CEOE podrían sufrir, todavía más, los perjuicios económicos de una situación desde largo tiempo crítica.
No oportuno, porque, ante una posible remodelación del Gobierno, la permanencia del así patrocinado podría impedir el acceso de otras personas con preparación suficiente para dirigir la ecpnomía del país, tal vez con éxito. Incluso en el actual Gobierno puede haber algún otro miembro a quien una parte no desdeñable de los empresarios podría, a priori, otorgar su confianza.
¿Cuál puede ser, pues, el motivo que ha llevado a directivos de la CEOE a opinar en favor de la gestión del señor Abril y de su continuidad como gestor de la política económica? Desechemos la idea de que la intervención de la patronal o de sus directivos pueda responder al hecho de que algunos de éstos tratan de corresponder a posibles deferencias del vicepresidente en un pasado no lejano. Asimismo, la idea de que pueda ser un intento para forzar la mano al presidente del Gobierno, interferencia cuya probable consecuencia podría ser una menor consideración de la Moncloa hacia la CEOE, lo que podría no beneficiar a ésta.
Pensemos, más bien, que el motivo puede haber sido simplemente que algunos directivos de la CEOE expresan sus opiniones, aunque sean distintas a las de sus bases. O por la creencia de que «más vale vicepresidente conocido que nuevo responsable de la política económica por conocer».
Los directivos más representativos de la CEOE deberían, no obstante, considerar que muchos empresarios de a ple pueden no estar de acuerdo con la expresión de sus opiniones sobre el tema, y preferir que no se hubiesen tomado posturas a favor o en contra de nadie, o que se hubiesen tomado otras.
Son bastantes los empresarios que han sufrido o sufren las consecuencias de la falta de una política económica clara y adecuada, al amparo de la cual subsistir y desarrollarse. El establecimiento de tal política era y es responsabilidad de un equipo de Gobierno que no ha sabido o podido encontrarla, ni estando en él Fuentes Quintana ni Abril Martorell.
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