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Reportaje:

Las iraníes opinan que es la mujer de Occidente la que debe evolucionar

Soledad Gallego-Díaz

Prácticamente todas las componentes de la delegación iraní hablaban perfectamente inglés o francés, poseían estudios de nivel superior y habían vivido uno o varios años en Francia o en Norteamérica. Pese al shador, algunos hábitos occidentales emergían con naturalidad: un bello reloj de oro en la muñeca de una de ellas, el cigarrillo rubio americano en la mano de otra...Akram Haribi -casada, madre de dos hijos- defendió en todo momento con gran calma la revolución de Jomeini. «Me pregunta usted si no creo que las tradiciones de la mujer iraní deben evolucionar, si el shador debe desaparecer... Y yo le devuelvo la pregunta: ¿no será la apariencia de la mujer occidental la que debe evolucionar? Nosotras gastamos menos que ellas en vestidos y cosméticos. No queremos dejar nuestro dinero en los bolsillos de sus modistas. No pensamos ni queremos pensar en la moda de hoy ni en la de mañana».

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Condenas en la Conferencia Mundial sobre la Mujer.

«Parece, por el contrario », le decimos, «que la revolución iraní concede una gran importancia a la vestimenta femenina, desde el mismo momento en que impone por la fuerza el uso de una prenda determinada».

«La gran mayoría de mi pueblo concede gran importancia a esa tradición», responde. «El 80% han votado a favor de la revolución islámica y han elegido un Gobierno que, como todos los Gobiernos, tiene sus reglas y sus criterios; uno de ellos es que las mujeres lleven el shador, y así se lo ha pedido a las que trabajan en la Administración».

«¿En qué ha mejorado la condición de la mujer iraní como consecuencia de la revolución islámica?».

«En el plano político», explica Akram Haribi, «la mujer posee ahora una información mucho mejor. Está en mejores condiciones para decidir su futuro. Durante la revolución, su papel fue tan importante como el del hombre, incluso; aunque sus maridos no estuvieran de acuerdo, salieron a la calle para participar en las manifestaciones. Ahora son conscientes de que la construcción del nuevo Irán exige que ellas se instruyan para esta nueva e importante responsabilidad».

«Usted ha dicho que la revolución islámica ha liberado a la mujer iraní. ¿Tiene esa palabra el mismo significado para el Islam que para Occidente?».

«No; para nosotros la libertad es algo distinto que para los occidentales. El Islam da preceptos que permiten la reflexión y ayudan a la humanidad a pensar con espíritu libre, pero no permite ser libre para ocuparse de, digamos, actividades inferiores. No está permitida la utilización del sexo como objeto, no se puede amasar dinero, no se puede comer excesivamente; todo está en el sentido que tiene el Islam».

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