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Reportaje:

Continuismo o ruptura, alternativas en el futuro del Atlético de Madrid

Vicente Calderón tiene la intención de mostrarse como «poder moderador», en las elecciones a la presidencia del Atlético, que van a abrirse en un futuro inmediato. La lucha se plantea ya entre la oferta continuista que pueda ofrecer la actual directiva, la sorpresa de algún candidato mal visto desde diversos ángulos -el empresario taurino Berrocal-, y la opción más seria del ex directivo del club, ex ministro y actual presidente de la Cruz Roja Española, Enrique de la Mata. Calderón, que anda preocupado por evitar un vacío de poder, afirma que «se sigue aplicando el bisturí en el club», pero insiste en mantener su total defensa del vicepresidente, Salvador Santos.

Calderón piensa en su sucesión. Le preocupa que pueda llegar alguien que no sea de su agrado, aunque reconoce que «no soy quien para ofrecer a nadie un cargo que no es mío. Que se presente quien quiera. Seré simplemente un moderador de las elecciones, y que los socios decidan». Aunque afirma tener su opinión al respecto, el presidente rojiblanco no quiere entrar en polémicas con alguno de los posibles candidatos que critican duramente su gestión. «En su momento expresaré públicamente a quién daré mi voto, como un socio más, pero mientras no quiero pronunciarme por nadie».La conversación mantenida esta semana por Vicente Calderón con el comerciante Enrique Busián, se sitúa en la línea de encontrar al sucesor adecuado, que guste a la actual directiva. Sin embargo, la poca entidad mostrada por el señor Busián en sus primeras declaraciones públicas, que han molestado a los directivos rojiblancos, le descartan de inmediato. Ha sido un mal paso y habrá que buscar otra carta, que no debe ser la de esperar adhesiones en la asamblea, aunque se produzcan. «Fue un contacto con una persona que pertenece a la familia rojiblanca. Le expresé mi deseo, de marcharme, pero quizá interpretó mal el tono de mis palabras». Hace unos meses surgió el nombre de Enrique de la Mata, con quien Calderón también mantuvo una serie de entrevistas. El señor De la Mata regresa esta noche de América de un viaje particular. «Enrique de la Mata es mi amigo, ha sido un colaborador eficaz de la directiva, y, por encima de todo, un gran atlético».

Salvador Santos y el bisturí

Diecisiete años lleva Vicente Calderón al frente del Atlético. Hasta hace algunas temporadas su gestión ha sido notable. Ultimamente, el Atlético ha perdido entidad, ha visto su imagen deteriorada, y quizá el gran error de Calderón ha sido dejar excesivo poder en su vicepresidente, Salvador Santos. «No voy a modificar mi criterio favorable sobre él. Dice el refrán que más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena».En su casa, en el Atlético, parece que tampoco goza del fervor general Salvador Santos. «A este hombre», insiste Calderón, «se le han hecho imputaciones y calumnias graves, y no acabo de entender las causas. Sí, puede que su error haya sido el de coger obligaciones o atribuciones que, en un principio, no le correspondían, pero quizá lo ha hecho también porque las personas que tenían esas atribuciones no han querido utilizarlas».

Calderón asegura que «no estamos parados, como dicen. A pesar de que mi decisión de dimitir es irrevocable, no dejaré desmantelado al club. Continuaré haciendo todas las gestiones precisas para seguir con la reestructuración que este gran club necesita, bisturí incluido». El segundo pan error del presidente del Atlético puede encontrarse ahí. Hay que echar mano del bisturí. Y el bisturí se utiliza cuando el enfermo necesita entrar en el quirófano. «Soy consciente de que existe mala fama en torno al Atlético. No dejo de admitir los propios defectos, los errores que se cometen en el club, presidente, directivos, técnicos y jugadores, pero.. »

Hay algo que, con sinceridad, no oculta Calderón. Tiene su opinión. Para los rojiblancos, puede que cierta. Para otros suena a complejo de persecución. «Al margen de esos errores, que admito, aquí nadie nos tapa nada. Es triste que cualquier defecto del Atlético se escriba en letras grandes, mientras que los aciertos, los éxitos, los leemos en letras muy pequeñas. No gozamos de simpatías en determinados centros. Con Vicente Calderón, a nivel personal, la Prensa ha tenido y tiene un buen trato. Pero con el Atlético es injusta muchas ocasiones».

La reestructuración

Comenzó hace unos meses, a nivel de despacho. Se fichó a José Luis Carceller para la secretaría general. «Es un trabajador nato, un hombre muy útil y positivo para el club. Sé que no fue bien recibido, en general, por la Prensa. Quizá por el hecho de que llegase al Atlético como abogado de la Asociación de Futbolistas, aunque no debería repudiarse a nadie por esta circunstancia. También opino que de haber fichado por otro club, no se habría criticado tanto. Ni a él ni quien le trajo, ni a la entidad».El deterioro de la imagen atlética también encuentra lugar en la plantilla. Ahora se pretende revisar el sistema de contratos. «No se trata de disminuir ni de quitar dinero a nadie. Pero hay que cambiar el sistema establecido en los contratos, aunque al principio pueda molestar, incluso a la propia Asociación de Futbolistas. Se trata de incentivar. Que gane dinero aquel profesional que más juegue, que más se sacrifique, que más sude la camiseta. No se hizo antes porque todos los clubes hemos utilizado el mismo sistema de contratos. Es hora de cambiarlos. Estos y la reglamentación».

Siete bajas ya, dudas sobre jugadores con contrato en vigor, deseos de desprenderse de Pereira y Dirceu, fichajes monstruos, como Neeskens o Zico, pero, ¿con qué dinero? El Atlético no anda para alardes. Ya perdió a Morena, por ejemplo. «Quisiera aclarar que la situación en el Atlético, en su activo respecto al pasivo, es buena, solvente, con notable diferencia a favor. En este club se han hecho milagros, pagamos siempre. Esta vez no puedo asegurarle cómo nos vamos arreglar, pero lo haremos. Sacaremos dinero de debajo de las piedras, y si no, todos tendremos que sacrificarnos. Si los socios exigen títulos, competir arriba, habrá que mojarse».

Un párrafo final para Luis Aragonés, ex entrenador, y Víctor Martínez, ex secretario técnico que se han despachado contra la gestión de Calderón en los últimos años. «Ya lo sé, y no tengo nada que decir, pero sí me ha extrañado su agria actitud».

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