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Meritorio empate de España ante ltalia

ENVIADO ESPECIAL, España, selección que en un principio estaba condenada a ocupar uno de los últimos lugares de la presente Eurocopa, dio ayer su primera gran sorpresa, al lograr un meritorio empate ante Italia, una de las selecciones, a priori, consideradas como favoritas. El árbitro, el húngaro Palotai, que perdonó un penalti a Quini para compensar el que no señaló a favor de España en el primer tiempo, logró taparse, pero, en definitiva, su actuación no favoreció a España. Pese a ello se logró el primer punto, que coloca a. la selección española empatada con los restantes participantes de su grupo y, sin duda, le otorga ahora unas mayores posibilidacles. Posibilidades en las que no creíamos hace veinticuatro horas.España no hizo el ridículo. Enzo Bearzot había dicho en la víspera del encuentro, al conocer las ausencias de Juanito y Santillana, que Kubala es todo un amigo. Sin embargo, aunque, en mi entender, la presencia de Juanito pudo haber sido decisiva en el primer tiempo, la selección no fue el equipo débil que se esperaba. A Italia no solamente la paró, sino que además supo crearle problemas.

La selección hizo una primera mitad de auténtico sacrificio. Todos los hombres lucharon, en la medida de sus fuerzas, con notable serenidad. Migueli taponó bien a Graziani, y Tendillo, que estuvo rápido, flexible y con sentido de la anticipación, no dejó respirar en ningún momento al conde Bettega, que no pudo lucir su indudable clase más que en un par de toques de balón; Alesanco cubrió con serenidad las infiltraciones italianas que llegaron a su parcela, y en el centro del terreno, aunque Zamora bajó un poco de tono a medida que transcurrió el tiempo, tuvo un juego de constante batallar tanto en los repliegues defensivos como en los ataques. Saura fue el más regular en esta primera parte en esa función poco brillante, pero siempre efectiva, que desarrolla en la selección. Dani estuvo marcado muy de cerca por Cabrini, pero intentó la penetración con peligro más de una vez. Satrústegui, durante todo el partido, aceptó con valentía las múltiples tarascadas que le lanzó Colovati.

De la alineación inicial únicamente se perdió, las más de las veces, en el juego centrocampista, Quini, que no llegó a encontrar su puesto pese a que estuvo en la zona de remate y en la de defensa, en un encomiable y constante subir y bajar.

Italia se creyó superior en un principio y comenzó a jugar con excesiva tranquilidad. Reaccionó cuando fue anulado el gol de Satrústegui. El marcaje de los españoles únicamente permitió lucir en el centro del terreno a Antonioni y los mayores peligros los produjo Italia sobre la base de las penetraciones que desde la banda derecha creó Gentile, a quien nadie cerraba el paso. Caussio, escorado hacia el centro, encontró serias dificultades para llegar al área. Italia, a medida que avanzó el tiempo, se mostró mucho más nerviosa que España.

En el segundo período la selección hispana se sintió más acorralada. Italia presionó más y durante algunos minutos dio la sensación de que iba a resolver con prontitud el partido. La ocasión más clara la tuvo Bettega, que estuvo a punto de aprovechar una duda en el despeje que absurdamente se produjo entre Migueli y Alesanco. Sin embargo, el hombre que más veces tiró a gol durante la segunda parte fue Zamora, pero desgraciadamente en cuatro de esas ocasiones el disparo le resultó débil y no logró poner en apuros a Zoff.

La gran ocasión estuvo en el saque de un libre directo. Juanito, que había sustituido a Dani y había dado sensación de peligrosidad en los primeros regates que efectuó, lanzó la falta. El balón se estrelló en el larguero y en su caída se acercó mucho a la línea de gol, pero no llegó a las mallas. Fue un momento que pudo resultar decisivo. Tanto o más que el penalti que en la primer parte se tragó Palotai y que pudo haber decantado el partido en favor de España.

Probablemente lo mejor que hizo la selección española en la segunda mitad fue el no renunciar a la victoria. El empate, que era en definitiva un buen resultado, no colmó todas sus ambiciones. Con un afán desconocido en los últimos tiempos buscó el triunfo ante la selección anfitriona y le plantó cara con toda dignidad. El juego español, aunque no fue brillante, resultó práctico.

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