_
_
_
_

La izquierda gana posiciones dentro del Partido Laborista británico

El Partido Laborista británico demostró en su conferencia extraordinaria, convocada el pasado fin de semana, que la lucha por el poder entre izquierda y derecha constituye la preocupación primordial entre los dirigentes del laborismo, a pesar de los ataques lanzados contra la política conservadora.

Y en este sentido, el gran triunfador de la jornada fue el representante del ala izquierda laborista, el ex ministro de Industria Tony Benn, que recibió la única ovación de los diputados puestos en pie. Paradójicamente, el discurso de Benn supuso la defensa de las tesis contrarias a las defendidas unas horas antes por el líder del partido, James Callaghan.

Callaghan votó las tesis de Benn

La conferencia había sido convocada por la ejecutiva nacional, dominada por la izquierda, en un intento de presentar un frente unido ante la opinión de cara a la celebración del congreso nacional el próximo otoño; en este sentido, los delegados aprobaron por abrumadora mayoría -más de cinco millones de votos contra 6.000- el documento de trabajo, presentado con el título «Paz, trabajo y libertad». Los moderados, entre ellos Callaghan y el resto de los parlamentarios, votaron también a favor, a pesar de que el documento contiene propuestas tan radicales como la renacionalización de las empresas privatizadas por los conservadores, sin indemnización.La explicación de este aparente cambio de actitud del ala moderada es sencilla. El voto mayoritario en los congresos laboristas corresponde a los delegados de los sindicatos y la tendencia -a través de las votaciones que se vienen celebrando para la renovación de las ejecutivas sindicales- es que estas delegaciones estarán dominadas por delegados de tendencia moderada.

Sin embargo, la izquierda tiene la esperanza de que ese texto constituya el documento de trabajo del próximo congreso Iaborista.

El peso de las intervenciones estuvo a cargo de Callaghan y Benn. El líder laborista lanzó un ataque demoledor contra la señora Thatcher y su Gobierno, a la que acusó de ser «un Torquemada del siglo XX. con sus dogmas monetaristas». Calificó el aserto gubernamental de que «no había alternativas económicas» como «una gran mentira».

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Criticas a la lucha en la calle

Sin embargo, Callaghan advirtió contra la celebración de manifestaciones callejeras en un velado ataque contra «la jornada de acción » llevada a cabo por los sindicatos el pasado mes y que constituyó un gran fracaso. E líder laborista manifestó su oposición a los que «intentan llevar la política fuera del Parlamento». y declaró tajantemente: «Así no actuamos en este país».En política internacional, Callaghan se mostró partidario de continuar la política de distensión y las conversaciones de desarme con la Unión Soviética, aunque puso de manifiesto que Gran Bretaña, a causa de su peso en el mundo, «no podía adoptar una visión insular de sus responsabilidades», en una clara referencia a la necesidad de que Gran Bretaña acepte la instalación de los misiles Cruise en su territorio.

Este aspecto fue tratado con más amplitud por el ex secretario del Foreign Office, David Owen, quien consideró «suicida» la oposición al armamento nuclear, pero su intervención fue ahogada por los diputados al grito de «fuera, fuera».

Tony Benn abogó por el retorno a la política de pleno empleo, la abolición de la Cámara de los Lores y la renacionalización de las empresas públicas, privatizadas por los conservadores, sin compensación para sus actuales propietarios. Fue muy aplaudido.

Para Tony Benn, de lo que se trata es de poner en vigor «una verdadera política socialista y no simplemente de poner en el poder a ministro laboristas». La situación a la que tendrá que hacer frente el próximo Gobierno laborista será muy similar a la que tuvo que hacer frente el Gobierno de Clement Atlee en 1945. Entonces, dijo Benn, el país se encontraba con tres millones de hombres y mujeres que no tenían trabajo porque Hitler había destruido las fábricas. «Ahora», dijo, «dos o tres millones de personas tienen que volver a fábricas, que no han sido destruidas por los bombardeos de Hitler, sino por la política de Thatcher y Hoseph (el actual ministro de Industria).

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_