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Juego discreto y escasa fortuna en Dinamarca

ENVIADO ESPECIAL, Resultado aceptable, juego discreto y escasa fortuna. Este es el resumen de urgencia que debe hacerse del Dinamarca-España que no pudo satisfacer las aspiraciones danesas de repetir el triunfo de Cádiz y tampoco las españolas de devolver cumplida mente aquella inesperada derrota. En un encuentro jugado bajo el signo general de la escasa brillantez, pero con notable esfuerzo físico por parte de los conten dientes, España estuvo en un tris de sumar una nueva derrota cuando había tenido la posibilidad de mejorar un poco la imagen de los, últimos tiempos.Cuando el marcador todavía señalaba ventaja hispana en los primeros minutos del segundo tiempo hubo varias ocasiones de gol, pero fueron los daneses quienes lograron el empate. En el primer cuarto de hora se produjo el lamentable fallo de Urruti proporcionó el empate, y en ese tiempo Saura tiró fuera do balones de oro, Pichi Alonso no pudo transformar debidamente un templado centro de Tendillo, Satrústegui se dejó atrás un balón cuando estaba solo ante el portero y el impresionante remate de Alexanco en el minuto cuatro fue despejado por el defensa Steffensen bajo los palos.

El encuentro, aunque acabó en tablas, no fue en realidad una muestra de igualdad. España dominó durante más tiempo y se mostró superior en buena parte de los minutos, pero los veinte iniciales del segundo periodo desequilibraron la contienda a favor de los daneses. Pieza fundamental en el encuentro fue el bético Julio Cardeñosa. Sólo s bache físico fue el que proporcionó a los daneses sus mejores momentos.

España inició el encuentro con decisión. En el primer cuarto de hora el equipo funcionó con cierto orden y se le vieron posibilidades de triunfo. A modo de aviso Cardeñosa estuvo a punto de rematar un balón que le cedieron adelantado en el minuto tres, y poco después el reaparecido centrocampista bético largó un buen disparó en el larguero.

Kubala tomó precauciones para evitar que los daneses se tomasen el partido en plan chirigota gaditana. Para ello comenzó por ordenar un severo marcaje a Simonssen. La fórmula consistió en colocarle cerca a Saura cuando el barcelonista deambulaba por el centro del campo. Si entraba por la banda izquierda le recibía Celayeta y por el centro le aguardaba su compañero Migueli, del que trataba de huir lo más rápida, y sigilosamente posible.

Mientras Dinamarca basculó por la izquierda, España trató de hacerlo por ambas bandas, pero encontró mayores facilidades por la de Gordillo, quien con rapidez se coló varias veces con la compañía de Cardeñosa y el apoyo de Saura, que intercambiaba posición con Dani. Por el lado derecho penetraba Zamora formando tándem con Satrústegui.

Lo que en principio fue síntoma alentador se acabó convirtiendo en un juego embarullado. Alexanco y Migueli trataron de surgir desde su demarcación al contrataque, pero fallaron en el pase corto. La zona media española funcionó mejor que en anteriores encuentros. Asensi hizo una labor meritoria en la destrucción del juego danés y Cardeñosa puso temple en las acciones creativas. Zamora y Saura colaboraron eficazmente en la tarea de evitar las penetraciones locales. El valencianista realizó probablemente su mejor partido como internacional.

La experiencia del segundo período resultó funesta. Simonssen se colocó en el lado derecho del ataque y varió totalmente la decoración, porque ya no tuvo prácticamente marcador alguno. Urruticoechea, que tuvo un par de buenas intervenciones, falló en el primer gol. Tendillo actuó con serenidad e incluso entró por la banda derecha con visión en el lanzamiento sobre el área, pero efectivamente demostró que su puesto es el de central. Pichi Alonso, la otra novedad del ataque, estuvo discreto y no pudo rematar con eficacia.

No fue el encuentro frente a Dinamarca una resurrección de la selección, quizá porque le faltaban hombres clave. Tampoco produjo la desfavorable impresión de ocasiones precedentes. Cuando falta calidad es claro que se ofrece una faz menos penosa en el juego de contraataque. Seguimos probablemente con un equipo que es más capaz para la labor destructiva que en la creativa.

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