Se acentúa la debilidad
La pasada semana presentó, a efectos bursátiles, una constante que se mantuvo a lo largo de las tres sesiones del cielo, y que fue la creciente debilidad de los mercados de valores.Debilidad que era consecuencia de la más que evidente retirada de los últimos compradores; los volúmenes de acciones puestos a la venta se incrementaron casi al mismo ritmo que crecían los rumores sobre medidas restrictivas en política monetaria, bancos en dificultades, e incluso por las pertinaces plumas en tomo al reajuste ministerial.
Queda, por tanto -y cada vez con más nitidez-, la actividad li mitada a las operaciones que reali zan los inversores institucionales y los especialistas en el mercado. Y así pueden darse situaciones como la que reflejábamos en nuestro co mentario de principio de semana, donde se apuntaba que el Banco de Santander había vendido algunas acciones eléctricas, o que algún otro grupo habla tomado posicio nes en sentido contrario.
En realidad, todos estos movimientos corresponden a operaciones d e tipo técnico que responden a ajustes de carteras administradas y órdenes de clientes, sin que tengan mayor trascendencia.
Un hecho se ha quedado suficientemente probado a lo largo del ciclo. El papel para los valores del sector bancario va en constante progresión, y a medida que es parcialmente retirado en las operaciones diarias de cobertura que realizan las propias entidades, se reproduce con mayor énfasis.
Afinando mucho el análisis, podríamos hablar de que la sesión del viernes presentó algunas características propias, que se concretaban en una menor presencia de la oferta en valores de segunda fila, mientras que en los punteros incluso se incrementaba. La explicación es bien sencilla: el viernes fue primer día hábil de mes y las renovaciones de las órdenes anteriores en muchos casos aún no se hablan producido. Sólo en aquellos valores donde el papel viene dirigido por especialistas profesionales se mantuvo la presión vendedora, a espaldas de la circunstancia antes mencionada.
Para terminar, apenas un breve apunte sobre la situación de los, precios de las acciones en los distintos grupos.
En bancos se observaron procesos regresivos, con bastantes cambios relegados a valores mínimos del presente año.
Las eléctricas se van manteniendo en función a lo que hasta ahora es su punto fuerte: «la rentabilidad».
Los sectores industriales químico, siderúrgico y alimentación acusan los flojos ejercicios que van a presentar en sus juntas de accionistas, y, en general, pierden posiciones.
Monopolios se mantiene impertérrito, a pesar de que Telefónica perdió su granítico 54%.
El grupo de inversión está convertido en un frágil esquife a- la deriva, que sólo se mueve a instancias de impulsos siempre interesados.
Y, por último, las constructoras y cementeras constituyen un grupo variopinto. Las segundas, con me jores o peores modos, consiguen mantener sus cotizaciones, mientras las primeras han enfilado un cauce decididamente negativo, encabezado por Dragados, que en Madrid no consiguió marcar cam bio por falta de dinero, a pesar de haber perdido casi veinte enteros, y al que acompafían sin desmerecer Vallehermoso y Urbis.
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