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Floja presencia extranjera en la Vuelta Ciclista a España

La 35ª edición de la Vuelta Ciclista a España comienza hoy en la Manga del Mar Menor, con la tradicional etapa prólogo contra reloj, y después de superar, al menos provisionalmente, sus problemas con RTVE. Hasta su término en Madrid, dentro del circuito de la Castellana, que tanto éxito cosechó el año pasado, los corredores deberán cubrir 3.208 kilómetros y, por primera vez desde hace varios años, la posibilidad de un triunfo español es grande. Continúa sin aparecer una figura de talla internacional, pero la mayoría de equipos, ante la pobre presencia extranjera, parecen garantizarlo a priori

Dos meses largos de negociaciones con RTVE, aunque el tema se haya conocido públicamente hace una semana tan sólo, han permitido que la tercera gran prueba por etapas del mundo se celebre este año. En :realidad, la categoría de la Vuelta a España, que en tiempos pasados pudo estar incluso a punto de superar al Giro italiano, en las últimas ediciones ha ido alejándose cada vez más del nivel de la ronda transalpina y mucho más aún del Tour francés. El propio declive del ciclismo español, donde han desaparecido las figuras que en épocas pasadas arrastraban el interés de los aficionados, ha influido decisivamente, pero otros factores tampoco han de ser desdeñados.La crisis actual, que se superó bastante la pasada edición gracia a la nueva organización parafederativa, llegó a tocar fondo con la anterior, que patrocinaban los periódicos vascos El Correo Español y El Diario Vasco. Su ley del mínimo esfuerzo para salir del paso provocó, fundamentalmente, el hundimiento del ciclismo nacional. El marcaje entre los mismos equipos hizo que se aprovecharan no sólo ya las solitarias figuras de cada ocasión: Maertens, Hinault o Zoetemelk, sino innumerables corredores mediocres, que ganaron etapa tras etapa. Como una pescadilla que se muerde la cola, los problemas económicos fueron cada vez mayores, pues la publicidad fue año a año menos rentable. Televisión, medio fundamental de pro moción, aparte ya de su sempiterno problema de maltratar el deporte, se olvidó de las transmisiones en directo tipo Tour o Giro -aún se recuerdan las últimas escaladas de Julio Jim énez por el Tourmalet o el Aubisque- y el interés para el aficionado decayó, lógicamente. Entre no ver el esfuerzo del corredor en directo, los tirones y las escapadas, gracias a una cámara móvil situada en una motocicleta (el mejor medio para seguir una carrera) y sí el rosario de imágenes turísticas, a través de los radios de una rueda en movimiento, con intermedios de pancartas publici tarias descaradas, resulta normal el desinterés general.

La pasada edición, aunque el holandés Joop Zoetemelk se paseó literalmente por la Vuelta, el éxito de organización fue grande, como si de una liberación se tratase. La lucha fue más abierta, pues también aparecieron nuevos equipos en un contrasentido más del ciclismo español. A más crisis, Mayor número de equipos, cuya cota ha alcanzado para esta temporada el límite máximo en toda su historia: ocho. Si la Vuelta no se hubiese celebrado, el desastre económico publicitario para ellos hubiese sido de tal calibre que al menos la mitad, creados con el fin primordial de participar en ella, habrían desaparecido recién nacidos.

Tampoco viene Maertens

La Vuelta 80, sin embargo, que también ha estado a punto de morir -y su salvación no parece muy clara, sobre todo al mediar el Consejo de Deportes para favorecer una prueba estrictamente profesional publicitaria-, tendrá este año menos nivel aún que el pasado. Con un ciclismo de andar por casa -no es el caso italiano, con un Giro también nacionalista, pero de mayor calidad-, sin poder ofrecer más que combatividad, tampoco habrá extranjeros de categoría en la carrera. Por si fuera poco, Freddy.Maertens, jefe de fila del San Giacomo, italiano, no recuperado de una infección sufrida tras caer en la Vuelta a Flandes, no vendrá, cuando parecía volver a su mejor forma. Michel Pollentier, no menos líder del Splendor belga, y ganador precisamente de la Vuelta a Flandes, parece ser que participará, aunque no recuperado de la rotura de clavícula y de los mareos por una enorme brecha en la cabeza, sufridos al caer en la siguiente clásica, París Roubaix. El domingo corrió cuarenta kilómetros «de prueba» en la Lieja-Bastogne-Lieja, e intentará con un clavo en su hombro resistir las primeras etapas llanas de la Vuelta hasta entrar en forma. En su equipo, sólo el ex Kas Criquielion (ganador de la última Semana catalana), joven promesa, o el veterano De Muyrick, tienen nombre. En el tercer cuadro extranjero, un holandés, ninguno. Entre los italianos únicamente pueden aceptarse, y poco, Bartolotto, Conti y Corti.

A su lado, entre los españoles continúan las dudas. Un corredor que nunca ha sido nada del otro jueves, Eulalio García, acaba de ganar la Vuelta a Cantabria. Los veteranos Paco Galdós -segundo el año pasado y una incógnita aún en el actual-, Pedro Torres o Lasa parecen no dar ya más de sí. Yáñez, sorprendente escalador la pasada edición, podría volver a destacar, pero más agradables serían nuevas revelaciones y de más entidad. Quizá Rupérez o los dos Fernández: Juan -ganador de la Challenge Costa de Azahar y en Amorebieta- y Alberto -en la Vuelta al País Vasco-, pero poco más. El pequeño Vicente, Belda tampoco parece poder ofrecer más. La minietapa prólogo de hoy tendrá ocho kilómetros, distancia corta habitual sólo para obtener un líder. La «media» Vuelta a España, también tradicional, sólo tendrá otra etapa contra el cronómetro, y ninguna llegada en cuesta, cuando ahora abundan en Tour y Giro. Tras subir por la costa mediterránea se irá a Asturias y Galicia -después de muchos años- y la etapa ma drileña de los puertos, al margen del show de la Castellana, podría ser decisiva.

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