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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El Congreso de UGT

Al parecer, y supongo que el comentario de Julio Fernández publicado el pasado domingo en EL PAÍS no habrá influido en los delegados al congreso, «la imposición del aparato oficial sobre las distintas corrientes imperantes en su seno» (el de UGT) ha conseguido la reelección de José María Zufiaur como secretario de relaciones políticas y sindicales de dicha central. Las profecías sugerentes y los augurios recomendados del citado, imagino, especialista en temas laborales, se han cumplido escrupulosamente, elevando a la enésima potencia la paradoja de la ingratitud que aquél señalaba en el citado comentario: los delegados al Congreso de UGT primero aprueban la gestión de la ejecutiva, que es solidaria; luego dejan en tan sólo un 53,96% el rechazo del voto de cen sura presentado. contra José María Zufiaur, miembro de aquélla, y, posteriormente, votan abrumado ramente una comisión ejecutiva en la que el señor Zufiaur -que para el comentarista personifica la quintaesencia de las virtudes sindicales- aparece en la misma secretaría.Hasta aquí, los juicios del analista no dejan de revelar más que su capacidad de adivinación y sus claras preferencias sobre lo que conviene o deja de convenir al sindicato -curioso pronunciamiento, que aparece junto a una imparcial información del contencioso, y no en el comentario editorial-, pero luego opina sobre las consecuencias que la elección de la ejecutiva ugetista puede tener respecto a las relaciones del sindicato con el PSOE. Así, señala que los oposito res al señor Zufiaur pueden repre sentarla «fidelidad ciega hacia el PSOE», y da a entender las tesis de aquél y de sus compañeros pueden propiciar un cierto plura lismo ideológico del sindicato y la eliminación de su sobrecarga política. Tal posibilidad no deja de ser tan paradójica y, casi diría, grotesca como la primera, a poco que se piense en la función que, tanto Nicolás Redondo, al que curiosamente se sitúa por encima del bien y del mal, como la mayoría de los miembros de la comisión ejecutiva recién nombrada, desempeñan en el Partido Socialista. El pensar que tal pluralidad, entendida por enci ma de los niveles en los que se en cuentra ahora -y sólo hay que re cordar las «enérgicas» actuaciones del aparato ugetista en Alava y Navarra, donde la central sufría una fuerte influencia de militantes situados políticamente en esferas -más izquieráistas que las del PSOE-, puede producirse hasta us últimas consecuencias con las personas que ahora integran la cúpula del sindicato, no deja de ser una ingenua broma. Hay que dejarse de bizantinismos estúpidos y pensar que la pugna en ningún momento ha estado motivada por la tirantez de lo que podríamos llamar la correa de transmisión entre sindicato y par tido o partido y sindicato. Otras razones debe haber, y éstas, nece sariamente, tienen que inscribirse en las mismas coordenadas del conflicto que sigue existiendo en el PSOE, repartiéndose entre los dos sectores en lucha. A lo mejor, de lo que se trata es de elegir el modelo de sindicalismo entre el que existe en Alemania Federal y Suecia, o algún otro situado geográficamen te más al Sur. Elegir entre el sindicato-gestoría de servicios -que por lo que dice Julio Fernández en su comentario debe agradar a José María Zufiaur-, capaz de negociar incansablemente con la CEOE, aunque haya poco que negociar, u otro modelo menos posibilista y, sin embargo, más fiel a sus plan teamientos estatutarios. Quién sabe. Lo que sí está claro es que la actual comisión ejecutiva del PSOE, a pesar de lo que diga el comentarista de EL PAÍS, ha visto con agrado el resultado final de la votación efectuada para elegir a los nuevos dirigentes de UGT.

(militante de UGT)

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