Una gran carpa circense servirá de teatro itinerante en la provincia

La Diputación Provincial pondrá en marcha el próximo año un proyecto cultural destinado a los pueblos de la provincia, cuyo soporte físico será un recinto desmontable de considerables proporciones y que permitirá múltiples usos. La carpa, como se le conoce vulgarmente por su techumbre, consistente en una lámina de polivinilo en forma de lentilla, es obra del arquitecto Javier Navarro, y está considerada como una de las mejores innovaciones de los últimos años relacionadas con las necesidades del espacio escénico.

La carpa tiene acomodo para unos quinientos o seiscientos espectadores. Todos sus elementos se transportan en cinco grandes camiones, de los cuales uno se destina al equipo de luz y sonido. Los otros cuatro sirven como paredes del recinto. Dos de ellos se convierten en puertas de entrada y salida para el público, y los dos restantes, en camarines y servicios de actores. Los cuatro camiones, colocados de forma generalmente cuadrangular, aunque puede adoptar la rectangular y otras irregulares, limitan un espacio en cuyo interior se sitúa el escenario y el patio de butacas.El escenario se compone, a su vez, de módulos desmontables, por lo que puede variar de un día a otro, e incluso de una función a otra, tanto sus dimensiones como su posición respecto al resto de la sala. Puede situarse en una de las esquinas u ocupando una pared frontal, o en el centro del recinto, según las características de la obra o el acto que se desarrolle.

Cubriendo el recinto se instala una carpa de polivinilo, con un colchón de aire, similar al sobretecho de una tienda de camping, que insonoriza de ruidos exteriores, así como de la lluvia o el viento. Todos los elementos móviles (escenario, sillas, carpa) se trasladan dentro de los trailers, por lo que todo el teatro, una vez desmontado, se convierte en una caravana de cinco grandes remolques que permite una gran movilidad.

El autor del proyecto, además de arquitecto, es director y escritor de teatro. Obra suya es también la escenografía que se exhibe en el teatro Bellas Artes a propósito de la obra El cero transparente, por lo que conoce en la práctica las necesidades de la representación teatral. Su proyecto de carpa lo presentó como trabajo de fin de carrera. Pocos años después, en 1974, obtuvo el segundo premio en el Salón de Inventores de Ginebra y ha despertado el interés del mundo del espectáculo. Entre otros muchos, Marsillach, Francisco Nieva y Fernando Fernán-Gómez han demostrado su interés porque esta experiencia de teatro itinerante y de amplias posibilidades salga adelante.

Hasta ahora, el único organismo oficial o empresa privada que se ha decidido a sacarlo del limbo en que flotaba como simple proyecto ha sido la Diputación Provincial, tal vez por su elevado coste, unos cuarenta millones de pesetas. Coste muy relativo, ya que la otra alternativa para permitir el desarrollo de campañas culturales, el habilitar locales en cada pueblo, hubiera supuesto, sin duda, un gasto muy superior, aparte de su escasa rentabilidad.

Según Juan Antonio Muñoz, que ocupa el puesto de animador cultural en la Diputación, la intención de ésta no es simplemente llevar unos espectáculos a los pueblos y luego marcharse sin más al término de las representaciones, sino poner la carpa a disposición de cada pueblo, para que los mismos vecinos o grupos culturales de cada localidad puedan poner en escena sus proyectos culturales de cualquier índole. El recinto puede servir tanto para obras teatrales como danzas folklóricas, sesiones musicales e incluso cine. Hace unos meses se envió un cuestionario a todos los alcaldes de la provincia de Madrid, requiriendo datos sobre la infraestructura cultural. Exceptuando a unos veinticinco municipios, localizados entre los más cercanos a Madrid, todos los demás afirmaron no poseer ningún local. La carpa se va a constituir, pues, en una especie de recinto teatral a disposición de los 177 municipios de Madrid.