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El Rayo hizo suficientes méritos para ganar

Las tremendas ganas. que puso el Rayo para conseguir los dos puntos y una entrega sin límites, merecedora de todos los elogios, fueron las principales armas que esgrimió el conjunto de Iriondo para vencer a un Las Palmas que no justificó su buena situación en la tabla. Los canarios mostraron un juego mediocre sin ninguna .garra y de nula imaginación, sin que llegase a crear verdadero peligro ante la portería de Mora.El Rayo salió con mucho ímpetu y decidido resueltamente a ganar, por lo que derrochó todas sus energías y luchó sin tregua. Esto sorprendió en cierto modo al Las Palmas, que desde los primeros minutos tuvo que despejar apuradamente varias situaciones de peligro ante su puerta, que se vieron malogradas, casi siempre, por la poca puntería rayista. Hay que apuntar que los vallecanos mostraron más voluntad que acierto a la hora de atacar, y de ahí que el gol tuviera que llegar de penalti, que, sin embargo, hizo justicia, pues si alguien hizo méritos a lo largo y ancho de los noventa minutos en el maltrecho terreno de Vallecas, ese fue el cuadro madrileño.

Custodio volvió a ser el hombre trabajador que llevó la mayor parte del juego en el centro del campo. Este no fue bueno por parte de ningún equipo. Así, al Rayo le costaba mucho llegar al área canana, y una vez allí, lo que más se evidenció fue la endeblez de la zaga del Las Palmas. No hubo, por parte de ninguno de los equipos, un juego organizado. La falta de coordinación entre unas y otras líneas. se hizo patente casi siempre y apenas si hubo jugadas bien engarzadas que proyectaran un juego mínimamente brillante. Roberto Alvarez, a la hora de atacar, no hizo olvidar a Alvarito, pese a lo flojo que éste se mostró a lo largo de la temporada. Por contra, Clares dio muestras del buen momento por el que atraviesa y supo incordiar a la defensa rival, además de que luchó y corrió incansablemente. Junto a él, un Morena que sigue estando muy solo en cuanto a estrategia ofensiva se refiere, porque su juego aún no es bien asimilado por algunos de sus compañeros.

Aun así, hizo un par de cosas que llevaron el sello de que hay en el delantero uruguayo un gran jugador, que rendiría mucho más si su equipo tuviese un centro de¡ campo que subiese bien los balones y los hiciera llegar en buenas condiciones a la zona de ataque, pero el Rayo se deshizo del hombre que tenía que construir el juego del conjunto vallecano: Landáburu.

Quizá lo mejor del Rayo, en la mañana del domingo, fuera que una vez que consiguió el gol no se arrugó ni se echó para atrás, sino que siguió acosando por todo el campo a sus rivales, que se vieron obligados a «sobar» mucho el balón, y de esta forma claro está, no crearon ningún peligro. Pese a que era el cuarto de la clasificación, el Rayo no le guardó ningún respeto ni jugó acomplejado. De ahí su justo triunfo.

Las Palmas se mostró excesiamente conservador, incluso cuando encajó el gol, y a su mediocre juego en todas sus líneas unió, total ausencia de tesón y garra. En fin, que jugó bastante mal, decepcionó y se hizo acreedor al resultado final, que, por otro lado, supuso un balón de oxígeno para los de Iriondo, aún con fundadas esperanzas de salvarse, en un final de competición que se presenta dramático en cuanto á quién será el equipo que acompañe a los desahuciados Burgos y Málaga.

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