La gestión del secretario general encuentra oposición por parte de la línea crítica del sindicato

En un clima de ciertas tensiones y algunas expectativas, que entre los militantes ugetistas hacía recordar las jornadas vividas a propósito del 28º Congreso del PSOE, la Unión General de Trabajadores abrió ayer en Madrid su 32º Congreso ordinario. La gestión de la ejecutiva, sobre cuya aprobación o rechazo se seguía debatiendo al cierre de esta edición, y los votos de censura presentados por algunas federaciones y uniones contra determinados miembros de la dirección del sindicato, centraron la atención de la primera jornada, en la que quedará definido prácticamente el desarrollo del Congreso.

Durante la sesión de la mañana se produjeron las intervenciones de las distintas delegaciones invitadas al Congreso -ninguna de las organizaciones sindicales españolas estuvo representada- y se cerró la sesión con el parlamento de Felipe González. El secretario general del PSOE pronunció un discurso fundamentalmente político, en el que rechazó cualquier posibilidad de integrar un Gobierno de coalición con el actual equipo de UCD y renunció también a la política de consenso practicada anteriormente.La intervención de Felipe González constituyó en su mayor parte un alegato contra el Gobierno, al que acusó, entre los aplausos de los congresistas, de constituir el más serio peligro de involución con que se enfrenta el proceso democratizador de España. Denunció la falta de interés autonomista del Gobierno de UCD y se pronunció a favor de un Estado democrático y de las autonomías, llevadas éstas -dijo- hasta el límite del federalismo.

La componente sindical de la intervención de Felipe González abundó en el apoyo del partido a la estrategia emprendida por el sindicato y negó que ésta estuviera influida desde el PSOE.

Tras la intervención de Nicolás Redondo, secretario general de UGT, en la que rindió cuentas de la labor de la ejecutiva, el Congreso, en sesión plenaria y sin presencia de la prensa, entró en el debate de la gestión de la dirección.

En este punto se centra la mayor atención del Congreso, ya que algunas uniones y federaciones de industria mantenían anoche sus votos de censura contra determinados miembros de la ejecutiva. Concretamente, las uniones de Madrid, Asturias, Valencia y Cataluña, junto con las federaciones de transportes, construcción, trabajadores de la tierra, minería y banca, mantenían anoche sus votos de censura contra los titulares de las secretarías de prensa, Elena Vázquez; relaciones políticas y sindicales, José María Zufiáur; acción reivindicativa, José Romero, y Organización, cuyo titular, Isaías Herrero, dimitió con anterioridad, al Congreso. También figuraba un voto de censura contra el comité confederal, máximo organismo entre congresos, por considerar sus mantenedores que dicho órgano es solidario de la labor de la ejecutiva.

Según pudo saber EL PAIS, en los pasillos del Congreso, el aparato de la central mantiene las riendas de la situación, lo que parece asegurar que la gestión obtendrá la aprobación de los representantes asistentes al Congreso. No obstan te, algunos de los votos de censura tendrían que esperar dada la fuerte oposición que se registra en el seno de la organización.

Esta posible solución se considera como componenda del aparato con la presión de parte de las bases. Como rumor se barajaba anoche la secretaría de prensa de la que es titular Elena Vázquez, como a cabeza de turco elegida para dar satisfacción a los sectores contestatarios.

A propósito de la situación registrada anoche, en medios del sector opositor al aparato oficialista, se consideraba la posibilidad de que, resuelto el tema y evitada una segunda versión del 28º Congreso del PSOE, lo que habría forzado a la no presentación de Nicolás Redondo y su equipo, el Congreso concluyera con la dimisión masiva de cuadros y afiliados afines ala tendencia que, previsiblemente, saldría derrotada. Es decir, la línea que encabeza Manuel Garnacho.

Tras un ligero paréntesis para que la ejecutiva preparara su contestación a las críticas recibidas de las delegaciones, a las doce de la noche se reanudó la sesión para que la ejecutiva hiciera su defensa. Posteriormente, estaba prevista la discusión de los votos de censura.

Mientras tanto, la delegación de Navarra, excluida por la Comisión de Credenciales del Congreso, permanecía a las puertas del hotel madrileño, donde tiene lugar la reunión, en señal de protesta por lo que considera una discriminación «política que favorece las tesis oficialistas».

De las intervenciones de las delegaciones extranjeras presentes en el Congreso destaca la del secretario general de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CIOSL), Otto Kersten, quien felicitó a UGT por su contribución a la democracia y por su madurez política y sindical.

Señaló el señor Kersten que la CIOSL se ha fijado como prioridad para el decenio de los ochenta la lucha por el pleno empleo, el control de las multinacionales, la necesidad de una economía democrática, la solidaridad internacional y los derechos humanos y sindicales.

La CIOSL, según Otto Kersten, ha aplaudido la firma del acuerdo marco entre UGT y CEOE y la adopción por el Parlamento español del Estatuto de los Trabajadores.

Por su parte, Matias Hinterscheid, secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), señaló que «la creciente utilización de todo tipo de violencia como medio de lucha política y las reacciones de los extremistas de izquierda y de derecha sobre la persistente crisis económica deben hacer reflexionar a los más tercos acerca de la política que actualmente llevan a cabo la mayoría de los Gobiernos y de. las comunidades europeas.

En nombre de las distintas delegaciones cerró el turno de intervenciones de invitados al congreso el belga Jean Gaye, de la FGTB, quien aseguró que la unidad de las organizaciones sindicales es una exigencia ante el avance de las fuerzas de la derecha y de la patronal.