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Sólo ocho sacerdotes diocesanos se ordenaron en Madrid el pasado año

Durante el pasado año sólo se ordenaron en Madrid 31 sacerdotes -ocho diocesanos y veintitrés religiosos-. Sin embargo, tanto el cardenal Enrique Tarancón como el rector de seminario de Juan Martín, aseguraron ayer en una conferencia de prensa que estas cifras no son indicativas, y que el Seminario vive un momento de gran esperanza.

«Las cifras son lo menos interesante», dijo el cardenal Tarancón, «pero parece que ahora se va remontando la cosa. La crisis de vocaciones produjo desasosiego y desazón, pero ahora tenemos más esperanzas de superar esa situación que hace tres años. » El cardenal Tarancón añadió que la crisis vocacional de los últimos años se ha debido en parte a razones internas de la misma Iglesia y a una crisis general de la sociedad.

Respecto al origen social de los seminaristas actuales, el rector del seminario de Madrid dijo que hay tres grupos bien diferenciados. El primero lo forman chicos que tienen formación profesional, que han llegado al seminario a partir de movimientos apostólicos y que van con una notable falta de cultura humanística. El segundo grupo, lo integran chicos que han cumplido ya los treinta años y que vienen de profesiones de tipo medio y superior. El tercero lo forman estudiantes de BUP, cuya procedencia mayoritaria es el medio rural, pero que son pocos en relación con la situación existente en la década de los cincuenta, en la que la gran mayoría de los seminaristas procedían de zonas rurales, porque, como apuntó el cardenal Tarancón, «algunos se lo planteaban como una salida de su medio de vida».

A preguntas de los informadores sobre si el celibato influye en la disminución evidente del número de vocaciones, el cardenal Tarancón respondió que no cree que sea una razón de peso, porque «no es facilitando las cosas como se aumentan las vocaciones. Los jóvenes no se entusiasman con las cosas que cuestan poco ».

Respecto a la opinión concreta del seminario de Madrid ante el celibato, el cardenal Tarancón dijo que «la postura del Papa y de la jerarquía en este asunto es clara. Dentro del clero hay grupos que se muestran a favor del celibato opcional, pero nosotros aceptamos globalmente la normativa actual». El rector añadió que «dentro del seminario, hasta ahora no ha habido ningún movimiento a favor del celibato opcional. Lo aceptan alegremente, porque conciben el ejercicio del sacerdocio en esta forma.

Otra de las causas del descenso de vocaciones podría estar en los cambios experimentados en la Iglesia y concretamente en el ejercicio sacerdotal durante los últimos años. «No ha habido pérdida de la esencia», contestó el cardenal, «aunque a mí también, en un primer momento, el cambio me produjo incertidumbre. Pero, de hecho, las transformaciones han sido externas, y lo que sí ha pasado es que se ha acentuado la entrega del sacerdote a los hombres. Por eso, ahora las exigencias son mayores, y mientras que antes podían hacer su vida más o menos, ahora tienen que pasar por el aro. Así, los que concebían el sacerdocio como una vida cómoda o burguesa, ven que ahora las exigencias son mayores. »

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Finalmente, el cardenal se refirió a la posibilidad de que el Papa imponga a los sacerdotes la obligatoriedad de llevar sotana siempre: «Esto seguro de que no lo va a imponer, aunque dada su mentalidad puede obligar a llevar algún distintivo. Yo, personalmente, creo que no sería conveniente obligar a llevar la sotana como algo habitual, y eso que a mí no me afectaría mucho, porque solamente me la he quitado cuando viajé a Alemania y a Nueva York.»

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