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Ante el Spórting, el Barcelona no experimentó mejoría

Helenio Herrera puede ser mago, pero no milagrero. El Barça sigue igual. De entrada, ante el Spórting, el equipo catalán parecía otro. Pero sólo fue por unos minutos, hasta que los jugadores barcelonistas olvidaron las recientes exhortaciones del nuevo técnico y recordaron sus entrañables vicios: lentitud, falta de ambición, juego horizontal, ceguera ante el marco, descolocación sobre el campo y todos los desesperantes pecados futbolísticos que ni Herrera ni nadie puede enmendar en 48 horas y ya veremos si lo consigue en lo que resta de temporada.Herrera había dedicado sus primeras horas de rentrée catalana a intentar mentalizar a sus jugadores, ya que futbolísticamente, a nivel técnico-táctico, poco se puede hacer en unas horas. Al iniciarse el partido, muchos miles de seguidores barcelonistas vieron renacer sus esperanzas: ¡el Barça funcionaba!... Roberto tocó el balón con mayor frecuencia, Simonsen parecía entenderse con sus compañeros, Carrasco estaba en forma y el resto de los jugadores seguía en su tónica habitual, mas con acierto. Espejismos. A los quince minutos todo el impulso inicial se había acabado, la inercia de muchos meses frenaba el proceso y nada se podía hacer. Helenio no gritaba, no gesticulaba, no fumaba. Simplemente se limitaba a comentar con Rexach, convecino de banquillo, los diferentes lances del juego, y le daba instrucciones para jugar en la segunda parte en el puesto de Carrasco.

Tras el descanso, nada nuevo. Rexach dio un poco de alegría y, sobre todo, calidad al juego azulgrana, pero el equipo continuaba romo y Roberto haciendo el ridículo ante el que debería ser su público y ante el que puede ser su presidente, Marcio Braga, del Flamengo, que se encuentra en Barcelona para comprar al ariete, y también ante la desesperación de Núñez, que cada vez ve más difícil el poder sacarle al presidente carioca ese millón de dólares a que aspira.

Helenio, al final, salvó su imagen. El público abucheó al equipo y después unos cuantos pidieron a gritos la dimisión de Núñez, pero nadie se metió con H. H. De momento, es inocente. Dentro de unas semanas ya será un responsable más del caos barcelonista y ojalá pueda mantener todavía el buen humor con el que, tras el encuentro, afrontaba la rueda de prensa: «Hemos tenido la mala suerte del viento, que levantaba el balón, favoreciendo al Gijón, que por alto juega mejor que nosotros.» «El público pide, y yo también, un goleador a gritos y la vuelta de Krankl puede ser la solución.» «Desde luego, no será necesario ir a Lourdes para arreglar esto.»

Nadie, pues, ve claro el futuro inmediato del Barcelona. Mañana jugará en Atocha, donde debe defender su ventaja de un solo gol .ante la Real para seguir adelante en la Copa. Siete días más tarde jugará en Valencia su eliminatoria de la Recopa, aquí con desventaja de un gol. Muchos son los que temen que en esa semana el Barcelona quede apeado de estas dos competiciones. En la Liga, el pobre objetivo de la clasificación para la Copa de la EUFA no está próximo, ni mucho menos.

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