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Guardia civil gravísimamente herido en Guipúzcoa por disparos de la policía

El guardia civil Angel Langarica Borque, de veintidós años de edad, resultó gravísimamente herido en la madrugada de ayer en la localidad guipuzcona de Villarreal de Urrechua, a consecuencia de un tiroteo mantenido entre dos miembros de la Benemérita y cinco policías nacionales. El enfrentamiento armado se produjo tras una confusión, en la que parecer ser que ninguno de los dos bandos se identificó lo suficiente antes de disparar.

El herido presentaba catorce impactos de posta cuando fue ingresado, primero en la clínica San Miguel, de Beasaín, y posteriormente trasladado a la unidad de vigilancia intensiva de la residencia Nuestra Señora de Aránzazu, de San Sebastián, ante la extrema gravedad de su estado. Después de ser sometido a una operación quirúrgica en la mañana de ayer, el paciente se encontraba en tratamiento intensivo, temiéndose por su vida.Según información de la policía, los hechos se desarrollaron de la manera siguiente: alrededor de las 1.20 horas de la madrugada de ayer, dos guardias civiles pertenecientes a la Agrupación Móvil de Logroño se hallaban en Villarreal de Urrechua fuera de servicio, y buscando un taxi para regresar al acuartelamiento. Los dos guardias, Angel Langarica y José Torres, divisaron a un grupo de jóvenes que colocaban carteles ilegales del Movimiento Comunista de Euskadi (EMK), en los que aparece la efigie del general Sáenz de Santamaría. A continuación, vieron a otro grupo de personas manipulando carteles similares en la plaza de Areizaga. Aunque los guardias no identificaron al grupo, estaba formado por dos inspectores del Cuerpo Superior de Policía y tres policías nacionales uniformados. Los inspectores se hallaban retirando los mencionados carteles.

En ese momento, los dos guardias civiles, que no apreciaron su condición de policías porque los tres agentes uniformados llevaban encima un anorak e iban descubiertos, vieron el arma de uno de ellos y comenzaron a disparar.

Angel Langarica, que se había refugiado tras un coche, fue alcanzado por catorce impactos. Los dos guardias civiles no hirieron a los policías, y tampoco resultó herido el guardia José Torres. Fue éste quien se percató de que sus adversarios eran policías y gritó a su colega: «No dispares, que son compañeros.» Tras identificarse, cesó el tiroteo y recogieron al agente herido y lo ingresaron en la residencia sanitaria donostiarra.

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