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Los partidos izquierdistas prevén elecciones anticipadas en Italia

Juan Arias

Aparecieron ayer las primeras reacciones oficiales al XIV Congreso Nacional de la Democracia Cristiana. El Partido Comunista, después de una reunión de la dirección, declaró a la prensa que la victoria de la «vieja DC» hace más difícil la gobernabilidad del país y posibles otras elecciones anticipadas, y obliga a los comunistas a seguir en la oposición sin poder aceptar la propuesta de sentarse ante una mesa con los demás partidos para discutir juntos nuevas formas de gobierno «sin prejuicios» recíprocos.

El PCI ha dado a entender que estaban dispuestos a aceptar tal hipótesis después del informe de Zaccagnini y de la intervención de Andreotti, incluso sabiendo que, por ahora, seguramente no hubiese sido posible llegar a un Gobierno conjunto.Los comunistas indicaron ayer al mismo tiempo que consideran, sin embargo, muy positivo el que un congreso de la Democracia Cristiana, por vez primera, haya declarado que está dispuesta a estudiar «sin prejuicios» la posibilidad de un Gobierno de solidaridad nacional que no les excluya.

La dirección del Partido Socialista se reunirá el próximo miércoles. Por ahora están desconcertados, y es que precisamente es a los socialistas a quienes la vuelta hacia atrás de la Democracia Cristiana les crea más problemas. El PS ha anunciado que apenas sea nombrado el nuevo secretario general de la DC provocarán la crisis del Gobierno Cossiga. Como se sabe, está precisamente en manos de los socialistas la posibilidad de formar cualquier tipo de Gobierno sin tener que recurrir, por quinta vez consecutiva, a las urnas.

Sin embargo, de toda una serie de confidencias recogidas durante el congreso democristiano de boca de los líderes más importantes o de sus portavoces más autorizados, el aspecto interno de la política democristiana es muy distinto de lo que aparece en la superficie. Uno de estos líderes aseguraba, por ejemplo, que en el Consejo Nacional se llegará a un acuerdo, porque, en realidad, dijo, el partido «se divide entre quienes han dicho no al Gobierno con los comunistas y quienes no han dicho sí». Hay quien asegura que no existe un solo democristiano convencido de que en Italia se hará un Gobierno con los comunistas. Todos desearían más bien que los socialistas «se decidan» a dar el paso hacia adelante aceptando la colaboración con el Gobierno «sin los comunistas», y esto, incluso, a pesar de una enésima «escisión» del partido. La llamada de los comunistas es más bien «una amenaza a los socialistas».

Lo que si desean todos los democristianos, incluso los más anticomunistas, como Fanfani y Donat-Cattin, es que los comunistas «ayuden» a los demás partidos democráticos en los momentos graves del país, sobre todo en el terrorismo y en el freno a los sindicatos, pero quedándose siempre fuera del Gobierno. Por eso se les pide «flexibilidad» y comprensión.

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