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Gente

Adolfo Suárez

Ha visto gravemente frustrada su afición cinegética. La razón es de fuerza mayor: no cuenta con rifles reglamentarios para dar curso a su hobby. Pero no dejó de hacer lo que pudo para sacar adelante la más común de las dedicaciones que los políticos españoles cultivan después de sus horas de trabajo. Al observar que el próximo domingo acababa la temporada de caza mayor, el presidente envió sus dos rifles al polígono de tiro de Canto Blanco para que fueran ajustados y revisados, porque el jefe del ejecutivo quería despedirse bien de la temporada. Pero su gozo cayó en la más profunda decepción, porque los rifles fueron devueltos al palacio de la Moncloa sin ser puestos en tiro. La razón de esta inesperada devolución es simple: Adolfo Suárez no tiene licencia de la Federación Española de Tiro Olímpico. Y tampoco es socio de Canto Blanco.

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