Goleó la Real pese a jugar su peor partido
Flojísimo partido el que se vio en Atocha, entre un casi descendido Rayo que demostró en San Sebastián el porqué de su actual situación liguera y contagió su mal fútbol a los blanquiazules, ya que ambos conjuntos se empeñaron en pasar una y otra vez el esférico al rival, en perderlo en regates innecesarios y enjugar, sobre todo, en la parcela del Rayo.Los de Vallecas apenas salieron de su campo y las pocas veces que lo hicieron no supieron soltar a tiempo el balón. Como además los madrileños marcaban a sus pares de lejos, en el medio campo y sin mucha presión adelante, donde López Ufarte, el más entonado de los veinticuatro, hizo y deshizo a su antojo, se llevaron cuatro goles que pudieron haber sido el doble, si Pascual no llega a estar bien colocado en lo menos cuatro situaciones de peligro.
La imprecisión realista sacó de quicio en algunos momentos a los espectadores, aunque esos errores del pase y regate no los supo aprovechar el conjunto de Iriondo, porque ni Rial, ni Francisco, ni Custodio, ni Clares cuando bajó al mediocampo fueron capaces de jugarun balón en condiciones mínimamente favorables para el aislado y voluntarioso Fernando Morena. Todas las oportunidades fueron de la Real, pero tres testarazos de Alo-riso en estos primeros 45 minutos terminaron en Pascual, perfectamente colocado. Rial, con un tiro potente, pero desviado, no acertó a conseguir el empate a falta de siete minutos para el descanso. A falta de dos, Clares se mete en el área y Olaizola le pisa la bota, haciéndole caer. Carreira le dice desde lejos que se levante, que allí no ha pasado nada.
El descanso no sirvió para entonar a los dos conjuntos. Para colmo, la Real marcó al poco de reanudarse el partido su segundo gol -en fuera dejuego-, con lo que los ánimos vallecanos se hundieron del todo. Quizá pudo acortar distancias Morena en el contraataque en la media hora de esta segunda parte, pero Arconada blocó su tiro colocado en dos tiempos, sin problemas. Con el tercer gol el derrumbe rayista ya se hizo patente, porque en el contraataque de Satrústegui que precedió al gol habían quedado cinco jugadores rayistas en campo de la Real, sin perseguir a sus pares. El Rayo no sólo no luchó, ni corrió, sino que, además, no marcó. Por tanto, ante esas facilidades, y a pesar de que la Real hizo su peor partido de la temporada en Atocha, jugó casi a placer y los cuatro goles son reflejo más que nada de las facilidades que dio el Rayo Vallecano.
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