José Luis Pisa y Agustín Vargas
se pusieron muy contentos cuando, al ofrecerles a dos jóvenes sendas dosis de hachís, en la zona sevillana del Postigo, éstos insistieron en que les interesaba comprar una cantidad mayor. El negocio resultó fatal para los vendedores, porque una vez llegaron los cuatro al domicilio de Pisa, los presuntos clientes se identificaron como funcionarios de la policía y los detuvieron. Tampoco es que fueran a forrarse: se les intervino a los dos un total de veintiocho gramos de droga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.