Antes

se iba uno a Amsterdam para ver los museos y contemplar cómo es posible conservar una ciudad lejos del ruido y la furia de las máquinas. Luego fue la gente a Amsterdam para observar si era posible el paraíso. Durmieron todos en los parques y combatieron la carestía de la vida comiendo del aire o de la fantasía, montando gratis en los tranvías y alquilando, gratuitamente también, las bicicletas. Todo parecía gratis aunque por todo se pagaba, hasta por el aire, y por escuchar las campanadas del reloj de la Bolsa que parecía dar las horas pares con un sonido especial. Raúl Murcia y Carlos Llorca, dos ciudadanos españoles, van esta vez a Amsterdam para ver cómo puede seguir siendo posible cierta manera de paraíso. Ambos son miembros de la dirección de la Joven Guardia Roja y asisten, con otras tres personas de la organización, al I Congreso Mundial sobre la Legalización del Porro, que era, y es, un artículo de consumo frecuente en los parques de la ciudad holandesa. Llegan en un momento excitante para Holanda, cuando ha abdicado la reina Juliana y la ciudad se apresta para recibir los olores de la primavera. El viaje, que según Europa Press se iniciará hoy, tiene un importante componente ecologista: los cinco jóvenes de la Guardia Roja saldrán esta tarde, a las cinco, en bicicleta, de la plaza del Dos de Mayo, de Madrid. Cuando lleguen a Amsterdam no estarán solos entre los jóvenes, porque irán también al congreso miembros de la Organización Mundial de la Salud, Consejo de Europa, Partido Verde francés, el Partido Radical italiano y la citada Joven Guardia Roja, entre otros.