El Rayo dejó escapar un punto a un minuto del final
El tesón que el Almería ha venido demostrando a lo largo de todos los partidos jugados en esta primera vuelta le ha dado un nuevo punto. Encontrarse con un 1-3 adverso a los dos minutos del segundo tiempo, después de haber ido por delante en el marcador, es como para hundir a cualquier equipo. Sin embargo, el Almería no se derrumbó y gracias a su tenacidad física y al empuje de una afición que el entrenador rayista calificaría como «maravillosa», logró nivelar el adverso marcador.
Comenzó el Almería atacando en tromba, según su costumbre, moviéndose con gran agilidad sus jugadores y buscando el hueco por donde penetrar. Fruto de este dominio fue su tempranero gol en el minuto nueve. A partir de aquel momento, los aficionados almerienses respiraron tranquilos y, como consecuencia lógica, el Almería también serenó su juego, lo que permitió al Rayo abrir líneas. Cinco minutos más tarde, en otra falta, pero esta vez al borde del área almeriense, Morena largó un fuerte trallazo que entró como una exhalación. Era el empate. Los dos goles, además de tener en común el haber sido consecuencia de sendas faltas, también coincidieron en otras características, como fueron el que los dos porteros no estuvieran muy atinados y el que el viento reinante multiplicara el efecto que, tanto Oscar López como Morena, habían dado al balón.
A partir de entonces cambió el panorama. El Almería siguió dominando, pero ya sin la autoridad de los minutos anteriores. El Rayo, poco a poco, se fue creciendo y tratando de tú a tú al equipo rival. Héctor Núñez supo mover sus peones y niveló tácticamente el pressing inicial dispuesto, por Maruregui. Todo ello trajo consigo que tampoco abundaran las posibilidades claras, salvo en algunos remates de Rolón y pocas cosas más. El Rayo, con tranquilidad en la defensa y con un medio campo dominador, que lanzaba con una rapidez de vértigo a sus hombres punta, galvanizados, sobre todo, por Morena, comenzó a sembrar inquietud. En una de estasiugadas, Morena, tras librarse de dos contrarios, se fue hasta la línea de fondo y desde allí centró, para que Salazar pusiera el marcador favorable a los madrileños.
Los sustos almerienses no acabaron ahí. Nada más comenzado el segundo tiempo, Rocamora se internó por la banda izquierda, centró y Morena, a puerta vacía, volvió a fulminar. Con el 1-3 adverso, el Almería no se desmoronó y siguió luchando con fe. A los doce minutos tuvo su gran oportunidad de acortar distancias: Rocamora entró por detrás dentro del área a Serrán, y Jaramillo señaló el penalti; lo lanzó Rolón y el balón dio en el poste, saliendo fuera. Pero el 2-3 llegó diez minutos después, y el público, que durante todo el encuentro no había dejado de animar a su equipo, se creció todavía más. El Almería trató de buscar el empate a la desesperada, empate que llegó en el último minuto.
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