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Caza

Las medidas de profección no han favorecido al oso

El oso, especie actualmente protegida en España, cuenta con una población de 87 ejemplares, localizada en las cordilleras Pirenaica y Cantábrica. Su caza no se permite desde 1973, y esta medida no ha favorecido en nada al aumento de osos, porque se sigue persiguiendo, pero ahora furtivamente, por quienes ven afectados su ganado o sus tierras por ellos. Más de seis millones de pesetas en daños causó el oso durante los últimos cinco años.En 1967 se prohibió la caza del oso en España, y en»1973 se la declaró especie protegida. Desde entonces no produce ningún beneficio económico, sencillamente porque no se le caza. Sin embargo, el censo de ejemplares no va a más pese a esta medida de protección. Y es que al no generar riqueza no se encuentra vigilado, y está a merced de los cazadores furtivos, que todos los años matan media docena de osos. Se estudia ahora la posibilidad de que vuelva a permitirse su caza con un cupo de dos o tres ejemplares por temporada, con lo que proporcionaría unos ingresos suficientes como para mantener .una guardería que evitara el furtivismo que pesa sobre el oso.

Desde 1957 a 1965, la caza del oso estuvo permitida y se mataron veintiocho ejemplares. Este pequeño aprovechamiento no representó peligro alguno para la conservación de la especie. Expertos en materias cinegéticas y conservación de la naturaleza estiman que la mejor protección para una especie es encontrar un objetivo a esta protección, que sería en este caso su caza controlada.

La población de osos se encuentra localizada en tres zonas. La primera, con 62 ejemplares, en la mitad occidental de la cordillera Cantábrica, que se une con la sierra de Los Ancares, comprende una gran parte de la provincia de Oviedo y, en menor proporción, de León y Lugo. La segunda, con diecisiete, está en el extremo oriental de la cordillera Cantábrica y comprende terrenos de Santander, León y Palencia. La tercera se localiza en la vertiente sur de la cordillera pirenaica, en terrenos de Huesca y Navarra, y es recorrida por ocho osos.

Es precisamente a partir de estas fechas cuando el oso comienza a desarrollar, su actividad si la capa de nieve en las montañas no es muy espesa. Los daños que causa son cuantiosos, y las indemnizaciones pagadas durante el quinquenio 1974-1978 alcanzaron los 6.633.012 pesetas. En ese período causó 281 bajas en el ganado lanar, 92 en el caballar, 63 en el vacuno y 48 en el cabrío, además de múltiples daños en maizales, avellanos y manzanos, así como en colmenas, que en número de 1.470 fueron destruidas.

Los campesinos utilizan toda clase de artefactos ruidosos, accionados por agua o aire, para intentar asustar al oso. El instinto y la paciencia de este animal le permiten deducir al poco tiempo los artefactos que resultan inofensivos para su integridad física. En muchas ocasiones, la única manera de acabar con los daños producidos por el oso es matándole, bien con arma de fuego o venenos. Se pasa entonces a la acción furtiva y a la producción de diferentes bajas sin el más mínimo provecho. De ahí que la reglamentación de la caza del oso pudiera ser una de las soluciones.

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