_
_
_
_

El himno nacional marroquí, aplaudido en el estadio de Argel

La selección argelina de fútbol derrotó ayer en Argel a Marruecos por tres a cero y se clasificó para la próxima fase del torneo preolímpico de Moscú. En Casablanca, en el partido de ida, celebrado el 9 de diciembre, los argelinos habían derrotado a los marroquíes por el abultado tanteo de cinco a uno. El encuentro tenía un mayor interés político que deportivo, ante la tensa situación existente entre los dos países con motivo del conflicto del Sahara occidental; pero las autoridades argelinas hicieron todo lo posible para que no surgiera ningún incidente. Muy pocas pancartas en las gradas, donde se hacinaban más de 80.000 espectadores, y raros pitos o aplausos durante el partido.La pertinaz lluvia, que no dejó de caer durante el encuentro, y un discreto, pero importante, servicio de orden contribuyeron también a calmar posibles excesos de los espectadores, quienes, por el contrario, mostraron una disciplina fuera de lo ordinario. Si bien es cierto que los mayores aplausos fueron para el equipo argelino, no fue menos verdad que la ejecución del himno nacional marroquí, al comienzo, fue acogida con entusiasmo, lo que no dejará de ser reflejado por la prensa oficial argelina, que desde hace varios días venía insistiendo en «la oportunidad que brindaba el partido para mostrar la unidad histórica de los dos pueblos».

Los jugadores se abrazaron al final de partido

Los argelinos habían quedado gratamente impresionados por la acogida fraternal y el tratamiento dado días atrás en Casablanca a la selección nacional de fútbol y trataron ayer de demostrar que podían competir en cordialidad y abandonar por algunas horas el tema del Sahara occidental y los habituales reproches al rey Hassan II.

La forma en que se desarrolló el partido, sin incidentes de monta, y el abrazo fraternal que reunió a los jugadores al final del mismo, cuentan por sí solos la intención de todos, argelinos y marroquíes, de actuar «con guante blanco» para demostrar a los observadores que una cosa es la guerra del Sahara y el Polisario y otra la inevitable reanudación de relaciones a nivel oficial una vez zanjado el dilema que los separa.

Hasta altas horas de la noche de ayer, en Argel el ambiente era de euforia y de unidad, traduciendo así la densidad de un clima al que, si bien es cierto que han contribuido los medios oficiales, con la campaña de prensa realizada en torno a la amistad argelino-marroquí, no lo es menos que este entendimiento responde a la opinión común del hombre de la calle aquí, deseoso de ver salir a Argelia del atolladero del Sahara occidental, una vez que sea negociada una solución política entre marroquíes y saharauis.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_