_
_
_
_
_

Llamada final de Felipe González a la negociación del Estatuto

La primera jornada del debate sobre el Estatuto de los Trabajadores concluyó con el rechazo por el Pleno de una enmienda comunista de sustitución del texto del proyecto gubernamental. Marcelino Camacho acusó a éste de ser «de la CEOE». A la discusión sobre esta enmienda afloró la tensión padecida los últimos días entre socialistas y comunistas, que hizo a Nicolás Redondo calificar al PCE de «amalgama de gironismo-comunismo», expresión contra la que se revolvió Carrillo. Una intervención final de Felipe Gonzá,lez significó una llamada a la concordia y a la negociación. La enmienda fue rechazada con veinticinco síes, 275 noes y tres abstenciones.En su defensa de la enmienda comunista, por la que se pedía sustituir el proyecto de ley por el Estatuto de los Trabajadores presentado al Parlamento por el PCE, Marcelino Camacho acusó al texto discutido de dar facilidades para el despido, y propugnó la inclusión de cuarenta horas semanales de trabajo, treinta días de vacaciones, jubilación a los sesenta años, salario mínimo negociado con los sindicatos y otras mejoras.

Por UCD, Félix Pérez Miyares aseguró que el proyecto de ley es homologable con la legislación europea y añadió que, a diferencia del estatuto comunista, había sindinegociado con las centrales sindicales, otros grupos parlamentarios fijaron posiciones sobre la enmienda comunista.

Nicolás Redondo (líder de UGT) intervino de modo mortificante para los comunistas, a los que acusó de «izquierda conservadora», en contraste con la oposición responsable de los socialistas. «Parece que hemos pasado de ser camaradas en los municipios, en la profundización de la democracia y en las leyes orgánicas, a socialfascistas.» Los rumores que acogieron estas palabras se reprodujeron cuando Redondo acusó de «gironismo-comunismo» a quienes pretenden un paternalismo de izquierdas para sustituir a otro de derechas. Santiago Carillo pidió la palabra por la alusión a su grupo parlamentario, pero el presidente de la Cámara no consideró procedente concedérsela, a pesar de la insistencia del líder comunista, que terminó expresando su protesta por no serle permitido defenderse de la grave injuria contra su grupo.

Cerró el debate Felipe González, quien lamentó entre otros errores, que no se hubiera aprovechado por el Gobierno la posibilidad de negociar las diferencias con los demás grupos. Exhortó a todos a hacer todavía nuevos esfuerzos para llegar a una negociación. Terminó solicitando al Gobierno a propósito de los mínimos posibles a conseguir que no los rebaje por debajo de lo que el franquismo daba demagógicamente.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_