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Capitán Sáenz de Inestrillas: "No puedo opinar sobre la conveniencia de un golpe"

El teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y el capitán de la Policía Nacional, Ricardo Sáenz de Inestrillas, procesados por la jurisdicción castrense a raíz de la llamada «Operación Galaxia», se encuentran en sus domicilios, en prisión atenuada, desde el sábado día 8, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada. EL PAIS ha conversado con el capitán Sáenz de Inestrillas. No fue posible localizar el nuevo domicilio del teniente coronel Tejero.

El capitán Ricardo Sáenz de Inestrillas no sabía de política -«lo tenernos prohibido», dice-; así es que el tema en sí de la «Operación Galaxia» va pasando de largo cadavez que se toca en la charla, como pasa de largo el ruido del tráfico por la avenida del Manzanares, donde mantenemos la conversación, en el domicilio del capitán.Madrileño, de familia oriunda de la Rioja, tiene el capitán 43 años de edad y tres hijos, de quince, catorce y dos años. El pequeño está durmiendo y los dos mayores en el colegio. La esposa, que trabaja en unos laboratorios químicos, aún no ha regresado de su jornada. laboral. Luego, cuando llega, dice que «con la vuelta de mi marido es como si de nuevo estuviéramos recién casados, y, además, los niños necesitan al padre en casa», y sonríe contenta.

El nos había dicho: «El año en prisión se hace muy largo, a pesar de que el trato ha sido correcto, normal, vamos; no sé si ustedes conoce la prisión militar de Alcalá de Henares, pero son barracones, chalés de campaña, en fin, que hay mucho espacio abierto y podíamos hacer bastante ejercicio al aire libre. Eso, y las lecturas, han sido los principales entretenimientos. »

-¿Quéle interesó leer especialmente?

Principalmente, ensayo y temas de actualidad, y la prensa, claro. Novela, poca, alguna como distracción.

Pero el capitán prefiere no concretar. «Si dijera lo que he leído quizá se le buscara algún matiz político. En la actualidad abunda la literatura política. Si digo un título podría tomarse por una indicación intencionada prefiero no decir más. »

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También escribió en prisión algo a lo que dice ser muy aficionado: poesía patriótica. «Desde hace tiempo he publicado bastantes en revistas militares.»

El resto del tiempo fue la espera. «Hemos tenido muchas visitas de amigos. También mi mujer y mis hijos. Esto hace mucho. Como reclusos teníamos la conciencia tranquila respecto a nosotros mismos. No tenías la desazón que debe sufrir quien en conciencia cree haber obrado mal. Aunque siempre se hace largo, claro.»

Durante el año de prisión falleció su padre, también militar, tras una enfermedad que se diagnosticó como irreversible. Con tal motivo se le permitió realizar varias salidas en los momentos en que la gravedad se acentuó, así como al entierro. Otra temporada no recluido en Alcalá la pasó también en el mismo hospital para recibir terapia. «Tengo dos vértebras dañadas por una caída del caballo.»

-¿Cómo han llevado sus hijos el caso?

-Bien ellos están muy identificados conmigo.

-Y entre sus amigos, entre quienes le han visitado o le han llamado para mostrarle su satisfacción por verle en libertad, ¿qué personalidades puede citar?

-No; decir eso también sería hablar de política.

En este punto la esposa interviene: «Tenemos muchos amigos de todas las clases sociales. En la empresa donde yo trabajo hay compañeras de ideología izquierdista que, a nivel personal, me han dado su muestra de alegría. Pero a nivel de personalidades sí creo que se pueda decir que entre las llamadas y visitas recibidas no ha estado ninguna de izquierda.»

-¿Y de UCD, Fuerza Nueva, Coalición Democrática, Derecha Democrática Española, Falange y de las JONS?

El capitán sonríe. «No, no; cualquier nombre que dijera sería politizar simples muestras de amistad.»

Jerarquía y disciplina

Su resistencia a hablar de política se ofrece desde todos sus flancos. Pero hay una realidad, un proceso, un consejo de guerra a punto.-En lo que se ha llamado la «Operación Galaxia» se les acusa de formar parte de un intento de golpe de mano al palacio de la Moncloa, del que sólo usted y el teniente coronel Tejero están pagando las consecuencias. Realmente, ¿qué pretendían ustedes?

-Hay un término jurídico que indica la desproporción entre lo que ha hecho una persona y lo que se dice que pretendía hacer. Es como si se me acusa de que con un empujón he desplazado la Cibeles, No puedo decirle más, salvo que nadie hay camuflado detrás de nosotros.

-Entonces, ¿usted opina también que son víctimas de un montaje, como se ha dicho en algún sector?

-La palabra montaje la ha empleado alguna prensa, como fue la prensa quien habló de «Operación Galaxia». Yo no digo nada de montaje, ni de operación alguna. Estábamos en una cafetería, es cierto; que pudiéramos tener motivos de discrepancias, también puede ser, pero...

-¿Cree usted que sería posible y conveniente un cambio político en España por la vía del golpe militar?

-No puedo opinar.

-¿Qué significa para usted la jerarquía?

El capitán sonríe y dice:

-Pues mucho; si no, no sería militar; lo mismo que la disciplina.»

-Si en vez de hablar de política hablamos de historia, ¿sería usted como Daoiz si lo considerase necesario?

El capitán vuelve a sonreír y a contestar que opinar sobre tal posibilidad también sería hacer política. «Le aseguro que yo respeto mucho la disciplina. Tengo la cruz de San Hermenegildo, que se da a los veinticinco años de servicios sin un arresto, y yo he estado en cuerpos tan duros disciplinariamente como la Legión y los paracaidistas.»

El día del arresto

El capitán Sáenz de Inestrilla fue arrestado el día 16 de noviembre de 1978. «Era jueves. La reunión en la cafetería Galaxia la habíamos tenido el sábado anterior. El jueves, poco después de llegar a casa, a media tarde, llegó un compañero vestido de uniforme y me dijo que tenía que acompañarlo a la Inspección. No me sorprendió porque estamos acostumbrados a frecuentes citaciones a horas intempestivas. Le pregunté si debía ir de uniforme o de paisano y contestó que daba igual, pero que había que ir inmediatamente. Y fuimos primero a Pontejos, hasta la noche, y luego, a la Inspección. Aquí el general Timón me hizo preguntas. De madrugada fuimos a Capitanía General, donde hicieron una investigación no judicial, hasta las seis de la madrugada. Todo ello es secreto de sumario. Lo único que puedo asegurar es que mi estado de ánimo era igual que ahora mismo, más cansado porque estaba en vela y no dejaron de preguntarme cosas.»En el salón de estar hay una fotografía de José Antonio Primo de Rivera, en una mesita, y una reproducción del Guernica, de Picasso, enmarcada y colgada en el techo mirando hacia abajo. El capitán no quiere, ni siquiera, decir cuáles son sus convicciones ideológicas, «aunque es obvio», apunta, y tampoco se decide a explicar el significado de la foto del fundador de la Falange y el cuadro representativo de una matanza. «Cualquier comentario sería incidir en la política es mejor no entrar en detalles. »

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