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El coraje del Almería derrotó al Atlético

La victoria del Almería sobre el Atlético ha venido a demostrar nuevamente que los locales, en su campo, son casi invencibles. Por aquí han pasado en lo que va de temporada el Real Madrid, Gijón, Real Sociedad y Atlético. Y ninguno ha conseguido vencer. El conjunto rojiblanco, al que algunos le llaman ya un equipo de once albañiles de fútbol. consiguió en el Día de Andalucía colarle un gol al centralismo.Abrió pronto el marcador el Almería. Fue a los ocho minutos, y a pesar de las protestas atléticas por considerar que Murúa estaba en fuera de juego, el equipo local conseguía hacer un gol tempranero, que iba a significar el que los andaluces jugaran con menos agobio. Desde el principio, el Almería salió en tromba. La carencia de una técnica depurada hay que suplirla con fuerza, y el Almería esto lo sabe. Por eso, sus jugadores, cuando atacan lo hacen en tromba. Este acoso constante continuó hasta el minuto trece, en que vino el primer susto por parte atlética. Bermejo, a la media vuelta, conseguía empalmar un disparo que César repelía a duras penas. Marcial, que poco a poco iba adueñándose del centro del campo, era el hombre que dirigía a los rojiblancos, y Dirceu trataba de llevar balones hacia el área almeriense.

Pero quizá la clave de este primer tiempo estuvo en la sustitución de Marcial, a los veintidós minutos. Un tirón tuvo la culpa. Entró Javi y el Atlético tardó varios minutos en encontrar nuevamente su ritmo. En los minutos veintiuno y veintiséis hay dos remates de cabeza, espléndidos, por parte de Leal y de Rubén Cano. A las posibilidades atléticas replicaba el Almería jugando con rapidez y tratando de buscar al hombre mejor situado. Y lo cierto es que estas oportunidades no se materializaban en goles. Unas veces, por los aciertos de la defensa madrileña, y otras, por la insistencia almeriense en basar todo su juego ofensivo en la cabeza de Rolón.

La segunda parte fue distinta a la primera. Si el equipo local había logrado en los primeros 45 minutos imponer su fuerza a la mayor técnica madrileña, a partir del descanso iba a cambiar el decorado. El Atlético había tardado 45 minutos en superar la tensión del ambiente electrizante del Franco Navarro. Ya desde el principio de este segundo período se observó que el Atlético no iba a limitarse a replicar a los ataques almerienses con contraataques suyos; iba a tratar de imponer su ley y dominar el centro del campo, y tras unos minutos de gran fútbol, empató. El Almería no se amilanó por el empate y, un minuto más tarde, Rolón enviaba el balón a la cepa del poste atlético. Diez minutos después, Garay -batallador e inteligente toda la tarde- enviaba otra vez el balón al palo. El Atlético dominaba más que el Almería, pero el equipo local consiguió llegar con más peligrosidad que su rival al área contraria. Y así vino el 2-1 definitivo, en el minuto veinticuatro de esta segunda parte. Otra vez fue la cabeza de Rolón quien superó a Aguinaga en el salto, y Martínez no tuvo más que empujar a la red. Dos minutos más tarde, Ruiz dispara el balón, tropieza en Arias y llega al poste.

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