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Los obispos advierten al Estado sobre los "graves males" que supone el divorcio

La asamblea plenaria del episcopado concluyó ayer con una declaración en la que, tras negar que la regulación civil del divorcio sea un derecho de la persona humana, advierte al legislador sobre «los graves males morales» que se derivarían de su introducción en la legislación española. Los obispos aseguran, por 59 votos a favor, dos en contra y cuatro en blanco, que «el divorcio engendra divorcio y sirve de incitación a los matrimonios sin problemas insolubles, pero víctimas del medio ambiente», y dicen respetar al Estado, al mismo tiempo que le advierten de que no es omnipotente.La Conferencia Episcopal empleó más de nueve horas de debate para ponerse de acuerdo sobre el texto definitivo. Hubo más de un problema en cuanto al enfoque del mismo, dada la existencia de dos tendencias en el seno de la Iglesia, una más progresista y otra de carácter integrista. Sin embargo, el consenso final resultó muy amplio. Para el portavoz del Episcopado, la votación del documento sobre el divorcio fue una «sorpresa muy grata».

Especialmente dura es la actitud de los obispos respecto a la posibilidad del divorcio por mutuo consenso de los cónyuges, al igual que lo será -anunciaron varios prelados en la conferencia de prensa que siguió a la clausura de los debates- la actitud de la jerarquía católica respecto al caso de que se planteara una ley en contra del derecho a la vida y se intentara legalizar el aborto.

La Iglesia, pues, no es capaz de evitar que los gobernantes regulen el divorcio, pero les invita a ello, al tiempo que advierte a los católicos que no podrán acogerse a dicha ley si fuera promulgada. Tal podría ser el sentido de esta nueva intervención de los obispos en la polémica cuestión.

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