Félix Pastor presenta la dimisión como presidente de Alianza Popular
Félix Pastor, presidente de Alianza Popular (AP), presentó ayer la renuncia a su cargo, con lo que hace crisis el clima de tensión que se detectaba desde hace tiempo en los órganos directivos del partido (véase EL PAIS de 24 y 31 de octubre, y 1 de noviembre). También ayer presentaron su dimisión Carlos Argos e Isabel Barroso, vicepresidentes de AP, con lo que la comisión ejecutiva queda materialmente diezmada.
Félix Pastor envió ayer por la mañana una carta personal a Manuel Fraga anunciándole su propósito, y, posteriormente, lo anunció al aparato del partido. Fraga no ocupa en este momento ningún cargo dentro de AP y actúa como portavoz del Grupo parlamentarios de Coalición Democrática, en la que se integra AP. Argos y la señora Barroso enviaron ayer tarde sendas cartas a Fraga, en las que anunciaban su decisión de abandonar la ejecutiva.Estos abandonos se producen mes y medio antes de que se celebre el III Congreso Nacional de AP, previsto para el 14 de diciembre y cuya puesta en marcha. ha sido el detonante final de la crisis, con las propuestas de que AP abandonase su definición centrista y se autodenominase como un partido de derecha progresista, y un cambio de estatutos en el que, entre otras cosas, se configuraba la presidencia del partido con escasas atribuciones.
La actual ejecutiva, que tenía sus nombres más representativos en los tres ahora dimitidos, encabezaba estas propuestas que significaban una toma de posición política importante dentro de AP, y que, según todos los indicios, chocaron con las previsiones de Fraga, líder indiscutible del grupo, aunque no ostentase cargo representativo en este momento.
Las versiones de los dos sectores son contradictorias: las imputaciones de derechismo, mutuas, y la desconfianza ante las candidaturas que pudieran promocionarse de cara al próximo congreso también son recíprocas. Mientras el sector que encabezaban los dimisionarios temía -aunque nunca lo manifestasen expresamente- un desembarco de gentes, más o menos alejadas de AP, que se situaran en puestos de mando, el sector más identificado conFraga dejaba traslucir que era justamente ese temor el que movía las actitudes del otro grupo.
En el centro de la polémica ha estado siempre la figura de Fraga. En su entorno se temía que la modificación de los estatutos trataba de situarlo como una figura decorativa dentro del partido, aunque imprescindible por su capacidad de liderazgo entre las bases de AP. También respecto a su actuación surgieron insinuaciones de un excesivo control de los temas y una dirección de los asuntos demasiado personalista.
Los más próximos a Fraga replicaban que, pese a la propuesta de definir al, partido como de derecha, se habían advertido coqueteos con gente de UCD, y que las acusaciones de derechismo hacia el líder carecían de fundamento, porque, en temas de trascendencia, como la recomendación de votar no al Estatuto vasco, no fue Fraga quien propició esta postura, y más bien se mostraba contrario a una actitud tan drástica respecto al proceso autonómico más arriscado de los que están en marcha.
En definitiva, el anuncio de ayer zanja, por el momento, esta situación de tensión en AP, que, casi desde su fundación, mantiene una constante de intermitentes abandonos. Sólo Fraga permanece de entre los hombres del grupo inicial.
Félix Pastor se negó ayer -al igual que Argos- a formular ningún tipo de declaración. Pastor aseguró que no pensaba explicar públicamente su decisión, ni ahora ni más tarde, y aseguró a EL PAIS que ignoraba si son previsibles otras dimisiones. «Lo ignoro», dijo, «y seré totalmente ajeno a cualquier actitud que adopten personas del partido ».
Una nota del gabinete de prensa de AP anunció ayer que se ha convocado a la comisión permanente de la junta nacional -integrada por las personas que quedan en la ejecutiva y los representantes regionales-, que adoptará las medidas necesarias para completar con normalidad la organización del III Congreso Nacional el próximo mes de diciembre.
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